Realizan misa por Natividad en la Catedral

El verdadero y auténtico sentido de la Navidad es contemplar a Jesús Niño en nuestro corazón

Angélica Maldonado | El Sol de San Luis

  · sábado 25 de diciembre de 2021

El Arzobispo de San Luis Potosí, Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero, presión en Catedral, la Misa de la Solemnidad de la Navidad de Nuestro Señor Jesucristo.

El verdadero y auténtico sentido de la Navidad es contemplar a Jesús Niño en nuestro corazón y amar no sólo con palabras sino con obras hechas vida, que sean gratas a los ojos del Dios del amor, de perdón y de la paz. Fe y obras van de la mano, va a la par. No podemos decir que amamos a Dios Niño y no amamos a nuestro prójimo, incluso debemos amar a quien no nos quiere y a nuestros enemigos.

Así lo señaló el Arzobispo de San Luis Potosí, Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero, quien presidió la solemne concelebración Eucarística en la S.I. Catedral metropolitana potosina, con motivo de la magna Festividad de la Natividad o Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo.

Indicó el jerarca que puede haber personas que para ellas la Navidad signifique, simbolice o represente algo superfluo, fugaz, mundano, como gastar el dinero en regalos y más regalos, en consumir y más consumir, sin embargo, no es el consumismo obsoleto lo que nos lleva a Cristo bendito, es reconocerlo y amarlo como nuestro Dios y Señor, el aceptarlo como nuestro Redentor.

La Cena navideña, los adornos navideños, incluso el mismo Nacimiento que pongamos en nuestra casa no lo es todo.

El Misterio Gozoso (tercero del Santo Rosario), nos pide amarnos como hermanos, respetarnos, tolerarnos, comprendernos, saber escuchar a los demás y aceptarlos con todo y sus errores y defectos.

Hemos celebrado la Noche Buena, noche en la que contemplamos al Niño Jesús en el portal de Belén, ahora celebramos su Nacimiento, que nos hace ser partícipes de Su Redención.

Transmitamos pues, nuestra fe con palabras y con obras. Con actos de profunda fe, esperanza y caridad.

Que Jesús Niño nos permita abrirle nuestro corazón y a no fallarle más.

Con humildad reconozcamos nuestras fallas, errores, pecados y defectos, y pidásmole a Jesús que nos ayude a superar nuestras fallas con un corazón contrito, convertido, verdaderamente transformado para comenzar una vida nueva en Cristo Jesús Niño.

Concluyó el líder espiritual de los potosinos.

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