Con la llegada de la brigada de vacunación anti Covid-19 a San Luis Potosí capital, el brío y la esperanza no sólo abrazó a los adultos de la tercera edad que ansiosos se dieron cita para ser inmunizados, sino también a algunos comerciantes que, aprovechando la situación, supieron inteligentemente reactivar su economía ofreciendo diversos productos ante la visible conglomeración de personas en estos puntos.
Uno de los rubros más favorecidos fue el del área alimenticia, donde gran cantidad de comerciantes ambulantes dedicados a la comida urbana llegaron con sus carritos para instalarse y saciar el ansia de hijos, sobrinos y nietos que al quedarse a las afueras esperando a que sus familiares fueran vacunados, decidieron echarse uno que otro gustito para calmar el nervio de tan importante acontecimiento.
Pura “vitamina T” rodeó las inmediaciones de este ciclo de vacunación, tacos, tortas y tamales fueron el menú principal. Para Raúl, el vendedor de tacos de canasta fue uno de los mejores días de venta tras más de un año de la crisis económica que desató la pandemia.
“Nos organizamos y nos dirigimos a diferentes puntos. Estos días de vacunación hemos doblado o hasta triplicado las ventas que se pueden tener en un día normal. La gente al esperar a sus papás o abuelitos compran comida para desayunar, almorzar o comer aquí o para llevar”.
“En un día normal llegamos a preparar 100 tacos de cada guisado (son cinco), estos días hemos cocinado el triple y se venden. Han sido buenos puntos para que la gente nos compren, a todo se acostumbra uno, menos al hambre y hay que aprovechar”.
Del mismo modo tamaleros refirieron que en punto de las 5:30 de la mañana estos cuatro días de vacunación llegaron a diversos puntos estratégicos donde fue aplicada la inmunización, para incrementar su ventas, pues señalaron “Muchos vienen si desayunar y en la espera se comen algo para calmar el hambre”.
Así lo refirió José y Ana, ambos vendedores de tamales que desde temprana hora terminaron de vender toda una vaporera completa y su respectiva garrafa de atole. “La verdad que esto de la vacunación nos trajo algo muy bueno y fue el incremento de la venta y el trabajo. Desde hace meses habíamos tenido que reducir la cantidad de tamales por que la venta no era la misma por la presencia del coronavirus, pero estos días han sido diferentes”.
“Se venden en muy corto tiempo porque muchas personas de la tercera edad llegan demasiado temprano a formarse y sin haber desayunado. También los que mas nos han comprado son los que esperan a que salgan sus familiares. En dos horas, máximo tres hemos terminado de vender todos los tamales, pues hay sitios donde han atendido a más de 600 personas por día”, comentaron.
Asimismo en los diferentes centros de vacunación, fue visible ver llegar diferentes vehículos que transportaban desayunos realizados para los brigadistas, enfermeras y doctores, donde también alguno que otro Servidor de la Nación, salió a comprar alguna torta de jamón o guisado que les permitiera detener el antojo y hambre, pues después de varías horas en el sol y de pie, un gustito culinario callejero no le cae mal a nadie.
En promedio, -según los entrevistados-, el consumo de cada cliente iba desde los 30 pesos hasta los 200, y en total atendieron a más de 200 personas por día. “Creo esta es una buena señal, poco a poco con estas brigadas la situación se va acomodando, lo importante es no perder la esperanza y seguir trabajando”, puntualizó Raúl.
Esta situación extraordinaria, como lo es la aplicación de la vacuna para prevenir el contagio por el Covid-19, ha conllevado que el ingenio de los potosinos reluzca -como ahora-, y que con trabajo saquen provecho de la afluencia para así reactivar las ventas que a lo largo de un año se han visto mermadas por la crisis sanitaria.
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