El sector inmobiliario tendrá varios retos en 2024, aunque aún están por definirse proyecciones en materia de vivienda, señaló Francisco Eduardo Naif Gallegos, presidente electo de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI).
Luego de ser electo como Presidente de la AMPI en San Luis Potosí, Naif Gallegos señaló que uno de los principales retos que buscará atender la nueva mesa directiva el próximo año, es la profesionalización del sector inmobiliario, “porque habemos bastantes personas que nos dedicamos a los bienes raíces pero no todos estamos en regla”.
En ese sentido, indicó que el segundo reto sería precisamente el de la regularización de los agentes inmobiliarios, pues señaló que tan sólo en San Luis Potosí se calcula que hay más de mil personas dedicadas a los bienes raíces pero solamente hay entre 60 y 70 que han tramitado su licencia inmobiliaria.
Un siguiente reto sería la capacitación profesional, ya que cada año se presentan actualizaciones fiscales o de impuestos, por lo que los agentes inmobiliarios deben mantenerse al día tanto con las autoridades como con otros profesionales del sector, como son los valuadores y notarios.
Así mismo, mencionó que uno de los objetivos que tiene como presidente de la AMPI, es tener mayor cercanía con las autoridades tanto de orden municipal como estatal y federal, para que al momento de realizar actualizaciones o reformas en las leyes relacionadas con el mundo inmobiliario, se les tome en cuenta a los agentes.
Respecto a las expectativas en materia de vivienda, señaló que están a la espera de conocer los indicadores de organismos como el Infonavit y Fovissste, así como de la banca comercial, en cuanto a las cantidad de créditos que pretenden colocar el próximo año, lo cual va de la mano con los proyectos que tienen en puerta los constructores para generar oferta de vivienda económica, media y residencial.
El Presidente electo de la AMPI mencionó que otro tema por definir es el del costo de la vivienda, pues éste dependerá de factores como el aumento al salario mínimo, la inflación, y sobre todo el costo de la materia prima como cemento, acero y otros materiales de construcción.