Las frescas aguas de limón con chía, jamaica y tamarindo, la sabrosa capirotada, el delicado pipián, la refrescante ensalada de nopales, los picantes chiles rellenos, el apachador ceviche de lentejas, las reconfortantes habas, las crocantes tortitas de camarón, de coliflor, brócoli y demás vegetales, son parte de la gastronomía de Cuaresma que hombres y mujeres de San Luis Potosí están salvando y procurando preservar para las nuevas generaciones que aún se niegan a degustar los alimentos que guardan nuestra historia ancestral.
Diversas Casas de Cultura de la capital potosina se convirtieron esta semana en los principales protectores de nuestras tradiciones, pues los integrantes de estos organismos culturales del Barrio de San Miguelito, San Sebastián y Tlaxcala se organizaron encabezados por Rosa María Gutiérrez Gutiérrez, encargada del Archivo de Transferencia de la Dirección General de Desarrollo Cultural de la Secretaria de Cultura de Gobierno del Estado de San Luis Potosí, para ofrecer una degustación y hablar sobre el significado de lo que se come en estos días santos.
“A mi siempre me ha gustado leer sobre historia de gastronomía y todos dieron una plática muy interesante de lo que significaban sus platillos y me pareció muy interesante porque yo pienso que es muy importante conservar las tradiciones de la Comida de Cuaresma, porque en las nuevas generaciones se va perdiendo esta tradición. A los jóvenes, ya no les gusta tanto las comidas y van cambiando y se olvidan hasta de que nuestros alimentos son parte de la cultura de México, es parte de nuestro Patrimonio Intangible desde el 2010”.
Con recursos propios de los alumnos de estas casas de cultura en el Museo de la Mascara ofrecieron esta degustación, donde no sólo se probó la sazón de cada una de las personas participantes, sino también su generosidad.
“Mis alumnas muy generosas, porque ellas pusieron la comida nosotros no les dimos dinero, ellas pusieron porque tienen mucho amor a México, las recetas son de familia y tienen su historia”.
Estas mujeres y hombres de los tradicionales barrios de la capital potosina tienen la gran habilidad de transmitir esta herencia gastronómica, que comunica no solamente nuestros usos y costumbres sino el amor de hogar perdido en esta vorágine de sociedad globalizada.
“El mejor acto de amor que tenemos, es el de cocinar y ustedes sirven ustedes y todas y todos los que han participado, son los amorosos porque saben cómo transmiten esas recetas que son de la abuela, de la bisabuela”, explicó Carlos Reyes, funcionario de la Secretaria de Cultura de Gobierno del Estado.
Miguel Iwadare, Pedro Gaitán, explicaron que se trabajó de manera colaborativa con la Secretaría de Cultura “el tema de la gastronomía es un tema ancestral, es un tema que nos ha acompañado desde siempre, pero el tema de la gastronomía además de todo esto, es un tema al que se le tiene que dar seguimiento porque es parte de nuestra cultura popular y si no se le da continuidad, las siguientes generaciones, las pueden ir perdiendo y se trata de darle realce a esta gastronomía típica, porque no sólo es religión en estas fechas es identidad”.
La comida siempre está en nuestro entorno, todos los días todos comemos “entonces este contacto con la comida hace que nos identifiquemos con ingredientes, con platillos. La comida de Cuaresma en un inicio eran platillos rituales porque la cocina mexicana sobre todo es indígena, es ritual y este es un legado que nos llega hasta nuestros días, no se transmite que los platillos que vemos, son una especie de ritual y bueno queda muy claro que vienen de la tradición que nos llega desde Europa, es parte de nuestra herencia, es parte de la transculturación y la herencia que tenemos de muchos años. Hemos recibido influencias culturales prácticamente de todo el mundo y eso se transmite sobre todo en la comida”, sostuvo Miguel Iwadare, investigador gastronómico.
Lo qué significan los diferentes tipos de aguas, los alimentos, las recetas, es una representación de la Semana Santa, son las lágrimas de la Virgen, la de Jamaica es la sangre que Jesucristo derramó, el agua de Limón tiene que ver con la esperanza.
Se utilizaron almendras, semillas de calabaza, diversas especies, chiles secos, nueces, pasas, coco, plátano, alimentos muy ricos en nutrientes como lentejas, habas, tomates, cebolla morada, limón, y nada de carnes rojas.
Las y los cocineros que dan preservan la vida de la comida mexicana son Aida Reyna Ortega, Carmen Sierra Rivera, Blanca Estela Barrón, Cony María Concepción, Gabriela Quistián Sánchez, María de Jesús Reyna, Martha Elena Ramírez, Roxana Vázquez, Esther Briano, Amalia M. Osorio, Araceli Gálvez, Delia Jasso, Esperanza Guerrero, Fernando López, Guadalupe Morales, María Guadalupe González, Elia Loera, Belladira Sánchez, María Guadalupe P., María Imelda Vázquez, Martha Elena Morales, Ofelia García, Patricia Guadalupe Cisneros y Cinthya de la Rosa.