/ jueves 5 de enero de 2023

Presbítero José Galván Govea llama al Gobierno a garantizar bienestar para ciudadanía

En nombre del Consejo Interreligioso del Estado de San Luis Potosí y de todas las Iglesias que lo conforman

Juntos llamamos a nuestro gobierno, legisladores y municipios a garantizar un piso mínimo de bienestar social para que cada ciudadano acceda a condiciones de dignidad humana, seguridad, respeto y pleno ejercicio de la libertad de pensamiento, conciencia y religión en materia de derechos humanos

Quienes buscan y emprenden un camino hacia la paz justa, es adentrarnos en un proceso colectivo y dinámico pero arraigado de liberación de los miedos y carencias de los seres humanos, de superación de la animadversión, la discriminación y la opresión, y de establecimiento de condiciones para unas relaciones justas que privilegien la experiencia de los más vulnerables y respeten la integridad de la Creación.

Así lo señaló el Presbítero, Licenciado, José Inés Galván Govea, Apoderado Legal y miembro del Tribunal Eclesiástico de la Arquidiócesis de San Luis Potosí, quien enfatizó que esto no sólo lo afirma él, sino también las Iglesias que conforman el Consejo Interreligioso del Estado de San Luis Potosí, como son: El Concilio Nacional de Asambleas de Dios, la misma Arquidiócesis de San Luis Potosí, Iglesia Católica. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Fraternidad de Ministros Evangélicos de San Luis Potosí. Iglesia Evangélica Discípulos de Cristo. Iglesias Cristianas Evangélicas. Iglesias Cristianas Históricas. Iglesias Pentecostales.

Reconocemos que todo ser humano ha sido creado a imagen y semejanza de Dios e intentamos ser buenos administradores de la creación. Dios pone de manifiesto una visión para que toda la humanidad viva en la plenitud de la vida, dignidad y paz, independientemente de la clase, el género, la religión, la raza o la etnia.

Nos esforzamos por vivir reconciliados los unos con los otros. La vida y las enseñanzas de Jesucristo, su muerte y su resurrección, apuntan hacia el reino pacífico de Dios. Reconocemos la presencia santificadora de Dios en toda vida, nos esforzamos por proteger la vida y sanar las vidas rotas. La iglesia está llamada a la unidad, por tanto, reconocemos que las iglesias deben ser comunidades pacíficas y justas, reconciliadas con otras iglesias.

Juntos llamamos a la paz justa en la comunidad, para que nadie pueda amedrentarnos. Muchas comunidades están divididas por motivos de clase económica, raza, color, casta, género y religión. La violencia, la intimidación, el abuso y la explotación prosperan propiciados por la división y la desigualdad.

Para construir la paz en nuestras comunidades, debemos promover la cultura del respeto y la tolerancia en el hogar, la iglesia y la sociedad. Allí donde los grupos religiosos y las sociedades están divididos, debemos sumarnos con otras religiones para enseñar y abogar en favor de las libertades fundamentales, la no violencia y el respeto mutuo.

Las iglesias pueden ayudar a crear culturas de paz enseñando a prevenir y transformar los conflictos. De esta manera, es posible capacitar a las mujeres y los hombres para que sean agentes de paz; apoyar a los movimientos no violentos a favor de la justicia, la libertad religiosa y los derechos humanos; ayudar a quienes son perseguidos porque se niegan a llevar armas por motivos de conciencia y a quienes han sufrido en conflictos armados; y hacer que la educación por la paz ocupe el lugar que le corresponde en las iglesias y las escuelas.

A la paz justa con la tierra, para que la vida pueda sustentarse. Los seres humanos deben respetar, proteger y cuidar de la naturaleza. Cuidar del precioso don de Dios que es la creación, modificar los estilos de vida y buscar la justicia ecológica son elementos clave de una paz justa.

A la paz justa entre los pueblos, estados y naciones, para que las vidas humanas estén protegidas. En aras de la paz entre los estados y las naciones, las iglesias deben trabajar juntas para fortalecer los derechos humanos y el derecho humanitario.

Juntos llamamos a nuestro gobierno, legisladores y municipios a garantizar un piso mínimo de bienestar social para que cada ciudadano acceda a condiciones de dignidad humana, seguridad, respeto y pleno ejercicio de la libertad de pensamiento, conciencia y religión en materia de derechos humanos.

JUNTOS NOS COMPROMETEMOS.

Juntos nos comprometemos a compartir el amor de Dios en San Luis Potosí buscando la paz y protegiendo la vida.

Nos comprometemos a transformar nuestra forma de pensar acerca de la paz, nuestra forma de orar por la paz, nuestra forma de enseñar la paz a jóvenes y mayores, y a profundizar nuestras relaciones sociales sobre la promesa y la práctica de la paz.

Juntos nos comprometemos a crear culturas de paz en las familias, la iglesia y la sociedad. Nos comprometemos a movilizar los dones existentes en nuestra comunidad de iglesias para alzar nuestra voz colectiva en favor de la paz entre nuestros semejantes.

Juntos nos comprometemos a proteger la dignidad humana, practicar la justicia en nuestras familias y comunidades, transformar los conflictos sin violencia y prohibir todas las armas de destrucción masiva. Entendemos que la protección de la vida es, hoy más que nunca en la historia de la humanidad, una obligación humana colectiva.

Juntos nos comprometemos a promover el camino de la paz justa que proporciona un marco de referencia para la reflexión interreligiosa coherente, la espiritualidad y la participación activa de nuestros congregantes por todo nuestro estado.

Es por eso que los obispos, pastores, ministros de culto y líderes religiosos de San Luis Potosí invitan a vivir “este acontecimiento en el calor de nuestros hogares, con el abrazo de nuestras familias” y ser promotores de la paz, la justicia, la libertad de pensamiento, conciencia y religión, de armonía y de fraternidad.

Juntos llamamos a nuestro gobierno, legisladores y municipios a garantizar un piso mínimo de bienestar social para que cada ciudadano acceda a condiciones de dignidad humana, seguridad, respeto y pleno ejercicio de la libertad de pensamiento, conciencia y religión en materia de derechos humanos

Quienes buscan y emprenden un camino hacia la paz justa, es adentrarnos en un proceso colectivo y dinámico pero arraigado de liberación de los miedos y carencias de los seres humanos, de superación de la animadversión, la discriminación y la opresión, y de establecimiento de condiciones para unas relaciones justas que privilegien la experiencia de los más vulnerables y respeten la integridad de la Creación.

Así lo señaló el Presbítero, Licenciado, José Inés Galván Govea, Apoderado Legal y miembro del Tribunal Eclesiástico de la Arquidiócesis de San Luis Potosí, quien enfatizó que esto no sólo lo afirma él, sino también las Iglesias que conforman el Consejo Interreligioso del Estado de San Luis Potosí, como son: El Concilio Nacional de Asambleas de Dios, la misma Arquidiócesis de San Luis Potosí, Iglesia Católica. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Fraternidad de Ministros Evangélicos de San Luis Potosí. Iglesia Evangélica Discípulos de Cristo. Iglesias Cristianas Evangélicas. Iglesias Cristianas Históricas. Iglesias Pentecostales.

Reconocemos que todo ser humano ha sido creado a imagen y semejanza de Dios e intentamos ser buenos administradores de la creación. Dios pone de manifiesto una visión para que toda la humanidad viva en la plenitud de la vida, dignidad y paz, independientemente de la clase, el género, la religión, la raza o la etnia.

Nos esforzamos por vivir reconciliados los unos con los otros. La vida y las enseñanzas de Jesucristo, su muerte y su resurrección, apuntan hacia el reino pacífico de Dios. Reconocemos la presencia santificadora de Dios en toda vida, nos esforzamos por proteger la vida y sanar las vidas rotas. La iglesia está llamada a la unidad, por tanto, reconocemos que las iglesias deben ser comunidades pacíficas y justas, reconciliadas con otras iglesias.

Juntos llamamos a la paz justa en la comunidad, para que nadie pueda amedrentarnos. Muchas comunidades están divididas por motivos de clase económica, raza, color, casta, género y religión. La violencia, la intimidación, el abuso y la explotación prosperan propiciados por la división y la desigualdad.

Para construir la paz en nuestras comunidades, debemos promover la cultura del respeto y la tolerancia en el hogar, la iglesia y la sociedad. Allí donde los grupos religiosos y las sociedades están divididos, debemos sumarnos con otras religiones para enseñar y abogar en favor de las libertades fundamentales, la no violencia y el respeto mutuo.

Las iglesias pueden ayudar a crear culturas de paz enseñando a prevenir y transformar los conflictos. De esta manera, es posible capacitar a las mujeres y los hombres para que sean agentes de paz; apoyar a los movimientos no violentos a favor de la justicia, la libertad religiosa y los derechos humanos; ayudar a quienes son perseguidos porque se niegan a llevar armas por motivos de conciencia y a quienes han sufrido en conflictos armados; y hacer que la educación por la paz ocupe el lugar que le corresponde en las iglesias y las escuelas.

A la paz justa con la tierra, para que la vida pueda sustentarse. Los seres humanos deben respetar, proteger y cuidar de la naturaleza. Cuidar del precioso don de Dios que es la creación, modificar los estilos de vida y buscar la justicia ecológica son elementos clave de una paz justa.

A la paz justa entre los pueblos, estados y naciones, para que las vidas humanas estén protegidas. En aras de la paz entre los estados y las naciones, las iglesias deben trabajar juntas para fortalecer los derechos humanos y el derecho humanitario.

Juntos llamamos a nuestro gobierno, legisladores y municipios a garantizar un piso mínimo de bienestar social para que cada ciudadano acceda a condiciones de dignidad humana, seguridad, respeto y pleno ejercicio de la libertad de pensamiento, conciencia y religión en materia de derechos humanos.

JUNTOS NOS COMPROMETEMOS.

Juntos nos comprometemos a compartir el amor de Dios en San Luis Potosí buscando la paz y protegiendo la vida.

Nos comprometemos a transformar nuestra forma de pensar acerca de la paz, nuestra forma de orar por la paz, nuestra forma de enseñar la paz a jóvenes y mayores, y a profundizar nuestras relaciones sociales sobre la promesa y la práctica de la paz.

Juntos nos comprometemos a crear culturas de paz en las familias, la iglesia y la sociedad. Nos comprometemos a movilizar los dones existentes en nuestra comunidad de iglesias para alzar nuestra voz colectiva en favor de la paz entre nuestros semejantes.

Juntos nos comprometemos a proteger la dignidad humana, practicar la justicia en nuestras familias y comunidades, transformar los conflictos sin violencia y prohibir todas las armas de destrucción masiva. Entendemos que la protección de la vida es, hoy más que nunca en la historia de la humanidad, una obligación humana colectiva.

Juntos nos comprometemos a promover el camino de la paz justa que proporciona un marco de referencia para la reflexión interreligiosa coherente, la espiritualidad y la participación activa de nuestros congregantes por todo nuestro estado.

Es por eso que los obispos, pastores, ministros de culto y líderes religiosos de San Luis Potosí invitan a vivir “este acontecimiento en el calor de nuestros hogares, con el abrazo de nuestras familias” y ser promotores de la paz, la justicia, la libertad de pensamiento, conciencia y religión, de armonía y de fraternidad.

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