Hablar de la presa San José es evocar una obra maestra de la ingeniería y ni se diga de su cortina que es una verdadera obra de arte, la que por cierto tiene más de 32 metros de altura y más de cien de largo, además de convertirse en un lugar predilecto para potosinos, visitantes y deportistas.
El vaso captador fue un proyecto que al término de su construcción hace 120 años fue puesta en servicio por el gobernador Blas Escontría, y desde entonces además de ser importante proveedora de agua a la ciudad, ha sido un lugar para grabar material de diversos artistas, y un punto de reunión de la población y del turismo para admirar la obra desde la parte baja, desde lo alto de la cortina y por supuesto en muchas ocasiones verla a su máxima capacidad de más de 8 mil millones de metros cúbicos.
Y desde 1996 el lugar que le acompaña fue denominado por decreto Área Natural Protegida Parque Urbano “Paseo de la Presa”, un sitio al que acuden numerosas familias y mucho más en días festivos o bien en el día de asueto de la semana que es el domingo.
Pero, resulta por demás preocupante para los visitantes que ya muestre el lugar el deterioro por el paso de los años por la falta de mantenimiento, puesto que su infraestructura ya deja observar daños que pueden ser reparados y nadie ha hecho un proyecto de renovación.
A últimas fechas las autoridades le dieron una “manita de gato”, porque los tubos de los barandales recibieron pintura, más no arreglo, porque en muchas de sus partes ya no existe esa protección y en otras partes son inseguros porque están flojos al salirse de su base.
En otros tramos de la tubería representan un serio peligro porque no dan confianza para asegurarse en la bajada o subida de las escaleras, y estas últimas también reflejan gran deterioro al faltar pedazos y ser un verdadero riesgo, sobre todo para niños y personas adultas, quienes ya de por sí es cansado subir los más de 114 peldaños.
En su parte baja se nota la falta de mantenimiento con hierba crecida, exceso de basura, de la que por cierto dicen que los visitantes tienen la culpa al arrojarla en los diversos espacios, pero una cosa es cierta, ¡también faltan contenedores para su recolección o su correcto depósito!
Y aunado a todo ello el grafiti se encuentra por doquier, y ni se diga del riesgo para chicos y grandes porque muchos de los visitantes llevan a sus mascotas y confiados los sueltan para que corran, con el consiguiente peligro de que muerdan a alguna persona.
Y además en la mayoría de las ocasiones los dueños de los perros no realizan la limpieza necesaria y hasta cuando llueve se van las heces que provocan tremendos olores para los paseantes y los deportistas.
También se pronuncian por la falta de una mayor vigilancia, sobre todo entre semana, ya que son días en los que acuden los llamados chicos banda y las parejas para disfrutar de la soledad y del paseo pleno en medio de la naturaleza.
Serios son los daños que presenta el paseo a la presa San José, los que no requieren una manita de gato sino más bien un arreglo integral urgente, con el fin de mantenerla como lo que es, una obra maestra de la ingeniería, lo que sumado al deterioro se une la sequía que la mantiene sin gota de agua, sólo con lirio seco y con malos olores. Los visitantes envían un SOS a las autoridades para rescatar el esplendor y la seguridad de la presa San José.