Quizá por ser sábado, las calles del Centro Histórico lucieron más desoladas que de costumbre; sin embargo, aún es notable la presencia de paseantes, ya muchos sin cubrebocas ni otras medidas sanitarias exigidas durante la presente pandemia por el Covid-19.
Con la gran mayoría de establecimientos comerciales cerrados, bancos y oficinas gubernamentales sin operación por ser día inhábil y la prohibición para circular en vehículo por sus principales arterias, éste sábado pareció más un día festivo.
Solamente la zona de mercados, desde el “Miguel Hidalgo” y hasta el “República” parecían tener la actividad acostumbrada; un ir y venir de transeúntes, más o menos constante, la mayoría, de compras de fin de semana.
En la explanada “Ponciano Arriaga” y el área de los “huaracheros” —ya con sus acostumbrados comerciantes ambulantes—, parecía tener más “gente sin quehacer”, apostados en las pocas jardineras o recargados en la fachada de algún negocio, entretenida solamente en ver el paso de los transeúntes.
Empero, la mayoría parecía ya no respetar las disposiciones sanitarias; pocos portaban adecuadamente su cubrebocas, pese a las advertencias de las autoridades. La movilidad en pleno, sin temor a los contagios.
En los jardines y las plazas públicas pocos paseantes que todavía se muestran desafiantes ante la pandemia, sin respetar la veda para permanecer en esos espacios, apenas delimitados por una delgada cinta plástica amarilla, ya trozada en muchos de sus puntos.
Un sábado sin mayor actividad, pero con motivo suficiente para ir a perder el tiempo al Centro Histórico, para no respetar el no salir de casa e ir a exponerse a un contagio.