Si bien el país no tendrá una devaluación súbita, sí avanza en ese sentido poco a poco, señaló el economista y Doctor en Administración con experiencia en Mercados Financieros, Javier Rueda Castrillón.
El primer semestre del año, el gobierno federal tuvo un déficit presupuestario de 744 mil 201 millones de pesos, que es el más alto en los últimos 34 años en periodos similares, y representa un 2.9% del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Al respecto, Rueda Castrillón indicó si bien el presupuesto suele tener modificaciones a lo largo del año, no pueden ser tan amplias como la que se da a conocer, por lo que esto habla de una línea de administración pública totalmente errónea.
Señaló que hay varios factores que influyen en esta diferencia tan amplia entre lo que se presupuestó y lo que en realidad se ha ejercido, una de ellas es que las políticas públicas están orientadas hacia factores que no producen, por ejemplo, se entregan apoyos sociales sin poner condicionantes para garantizar que se cumplan los objetivos para los que fueron creados.
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Indicó que si bien los programas o apoyos social son políticamente correctos, “económicamente son muy dañinos, ya que por lo general no producen y la falta de producción hace que ese rango económico tan elevado no sea recuperable y quede el país endeudado en un punto en donde además de haber contraído la deuda, no es pagable al no ser una deuda productiva”; mencionó que por el contrario, cuando las políticas se orientan al emprendurismo, el fomento al empleo, al impulso del nearshoring, apoyo empresarial, entre otros, “entendemos que es una deuda pagable porque genera producción”, pero no es lo que ocurre en el país.
Además, recordó que pese a la transición de gobierno, se ha dicho que habrá continuidad en el proyecto de la llamada cuarta transformación, por lo que se infiere que se mantendrá el mismo manejo del presupuesto federal, esto ha llevado ya a que calificadoras internacionales, gestores de riesgo y otros expertos, reduzcan las expectativas de crecimiento económico para México en los próximos seis años.
En ese sentido, Rueda Castrillón mencionó que si bien el país no va a tener una devaluación “en un tiempo exageradamente rápido, se va devaluando poco a poco, los próximos 6 años es una prueba de fuego para ver si el país tiene capacidad de cambio, o para meternos en problemas mucho más severos, mucho más grandes que vienen ante la baja productividad, la inflación o las altas tasas de interés”.