La dirección de Gestión Ecológica y Manejo de Residuos del Ayuntamiento capitalino se ha visto obligada a retirar o reubicar papeleras por constante vandalismo, en diversas colonias y barrios.
De acuerdo con la dependencia, “es muy frecuente que las papeleras municipales dispuestas por toda la capital potosina sean vandalizadas, rayadas o incluso quemadas”. Algunas, inclusive, han sido robadas.
A razón de dos o tres papeleras a la semana son reemplazadas por daños que, en ocasiones, pueden ser reparados; el costo de cada papelera es de alrededor de dos mil 500 pesos.
Aunque no se proporcionó el dato sobre el stock de papeleras que se tiene para reemplazar las inservibles, se informó que son dos mil 400 papeleras las que están ubicadas en Centro Histórico, avenidas principales, jardines y plazas y otros puntos de la ciudad.
Algunas han tenido que ser reubicadas o, definitivamente, retiradas por su frecuente destrucción, que aumenta en temporada navideña por quema o porque les arrojan cohetes encendidos y las revientan.
Es en los barrios de Santiago, Tlaxcala y Tequisquiapán donde más se registra la destrucción de las papeleras, igual que en algunas colonias del sur de la ciudad, por lo que se pidió a los usuarios mayor cultura cívica para su cuidado, e incluso reporten oportunamente cuando alguna de ellas está siendo dañada; para esos reportes, se cuenta con el número telefónico 4448 345 466.
Sobre el mantenimiento que se da a las papeleras, se destacó que personal de aseo público está asignado a la limpieza de las mismas, y revisión para confirmar que están bien instaladas o que no han sufrido algún desperfecto; estos trabajos son paralelos al vaciado de basura.
En este sentido, se destacó que en breve se contarán con mil papeleras más, y que éstas podrían ser “inteligentes”, ya que contarían con un chip telemétrico que “avisaría” cuando el bote esté a su máxima capacidad; en este programa se daría prioridad al Centro Histórico.
Por otra parte, se recordó que las papeleras municipales son de uso exclusivo para basura ocasional y no deben ser sitio de montoneras, lo que se atribuyó en gran medida a vecinos o comerciantes que las utilizan para sus desechos.