Después de pasar años como una bodega abandonada, el costado norte del Teatro de la Paz tomó “vida” con un proyecto que además de gastronomía, ofrece un espacio para las bellas artes, pero después de apenas cinco meses en funcionamiento, corre el riesgo de ser cerrado sin que se haya recuperado al menos la inversión aplicada en la rehabilitación del lugar.
Hace unos años, el empresario Eduardo Moreno Cuéllar presentó al gobierno estatal un proyecto para poner en uso el costado norte del Teatro de la Paz, “me interesó hacer equipo con la comunidad artística y cultural que está muy olvidada en el estado, este lugar era una bodega, dije: porqué no hacer algo similar a los teatros más importantes del mundo donde tienen su cafetería mínimo, o un restaurante bar”.
Fue hasta la llegada de la administración estatal en funciones, que el proyecto fue aprobado por la Secretaría de Cultura, que concedió un arrendamiento de la bodega; el empresario se hizo cargo de la rehabilitación del espacio que estaba sin uso desde 2003, “el espacio estaba inhabitable, duró muchos años cerrado, no funcionaban las instalaciones eléctricas, el drenaje, se hizo una inversión de 3 millones de pesos”.
Y es que al tratarse de un edificio histórico, fue necesaria la autorización y supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para llevar a cabo la rehabilitación, y por ejemplo, se encontraron vestigios del piso original de mosaico que estaba bajo una capa de concreto y otra de vitropiso, de manera que el presupuesto que se había proyectado para simplemente colocar un nuevo vitropiso, se elevó tres o cuatro veces más, y lo mismo ocurrió al encontrarse con las tuberías e instalaciones eléctricas inservibles.
Este nivel de desgaste no sólo elevó los costos para la rehabilitación, sino que alargó el tiempo para realizar los trabajos, por lo que siete meses del primer año de renta, “se fueron” en la rehabilitación y el restaurante bar lleva apenas cinco meses en funcionamiento.
Destacó que además de restaurante bar, el lugar funciona como una galería en donde artistas potosinos pueden exponer sus pinturas, libros, esculturas o música, se les da espacio por un mes a cada uno sin costo para que vendan sus obras, y en estos cinco meses son alrededor de 12 artistas los que han sido beneficiados, por lo que al cerrar, no solamente se pone fin a un negocio, sino a un espacio cultural. Moreno Cuéllar señaló que “solicitamos no sólo el apoyo de Gobierno del Estado, sino de la ciudadanía para que surjan espacios culturales como éste, así como en las principales ciudades del mundo. Hacemos una atenta y cordial invitación para que vengan a conocer la gastronomía así como el arte de los artistas potosinos”.