La leyenda narra que hace mucho tiempo el hambre y la sed azotaron a los ancestros de los huicholes, por lo que decidieron ir de cacería para encontrar alimento; pasadas unas semanas sin encontrar nada en el desierto, hallaron a un venado que siguieron hasta la montaña y encontraron allí una familia de peyotes que consumieron; por sus propiedades alucinógenas y curativas aliviaron con su consumo la sed y el hambre, por lo que comenzaron a considerar a la planta como un maestro o abuelo y, desde ese entonces, este pequeño cactus sin espinas es sagrado para los huicholes y sus rituales religiosos.
Al oriente del estado de San Luis, en la sierra de Real De Catorce, dentro del área natural protegida de Wirikuta se encuentra la famosa Ruta Del Peyote, en la que cuenta otra leyenda que el sol nació desde el interior de un cerro y quemó todo a su paso, formando así el gran desierto; por ello este cerro recibió el nombre de El Quemado; en este mismo sitio se localiza el centro ceremonial Huichol, que se utiliza desde tiempos prehispánicos como un lugar sagrado por las culturas indígenas y los Wixárika o Huicholes, para hacer liturgias.
Se cree que a la unión del mundo natural y espiritual se puede ingresar con la ingesta del peyote, que era consumido por los primeros pobladores del territorio, bajo el mito de que su consumo evita que se sufra de sed y hambre, tal como sus ancestros dejaron establecido en sus leyendas.
Para la ceremonia se realiza una peregrinación con un recorrido guiado por un sacerdote pasando por varios lugares hasta llegar a la cima del Cerro Quemado, donde realizan ofrendas a los dioses, acompañadas de música y danza. Luego, al llegar al cerro se comienza a consumir el peyote, ya que se cree que esto les ayuda a entablar una mejor comunicación con los dioses, y así pueden pedirles, a través de las ofrendas, buenas cosechas.
Actualmente el peyote es una planta catalogada en peligro de extinción y solo los huicholes tienen autorización de usarla, sin embargo, su especie está siendo amenazada por su estigmatización, pues su uso sigue siendo un tabú para la sociedad y pese a ello, es común que los turistas busquen la extracción de la planta sin importar que esta práctica es ilegal.
Otra de las amenazas para el peyote, es el cultivo de jitomate que se ha extendido por gran parte del territorio del desierto. Lamentablemente, no hay mucho interés de las autoridades para crear proyectos que ayuden a su protección, o la producción de esta planta.