Con las fuertes agresiones cometidas por Fernando N, contra un menor trabajador del restaurante Subway, quedaron evidenciadas una serie de conductas antisociales, el estrés, la poca paciencia, intolerancia y la violencia. En este último renglón refirió que en los jóvenes, estudiar artes marciales los define con cierto grado de violencia.
Jaime Sebastián Galán Jiménez, jefe de la división de posgrado de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, UASLP, advierte de este caso que hay muchos temas por estudiar, se tendría que conocer la historia específica del apodado Tiburón N para poder diagnosticarlo, sin embargo recordó que hace poco realizaron una investigación sobre artes marciales en donde coincidieron en que en cierta época de la vida, las artes marciales se asocian con mayor desensibilización hacia la violencia.
"Entre más tiempo estamos expuestos a la violencia, más podemos tener mayor propensión a cometer actos violentos, la desensibilización de la violencia y la naturalización de la misma hace que una persona sea más presta a ejercerla en especial, sí en el contexto está legitimada".
Sin embargo, en la situación en la que ocurre y por su profesión nos habla de una naturalización de la violencia, en la cual ya no se reconoce la gravedad de la violencia ejercida, pues normalmente la mayoría de las personas tienen un sesgo donde las personas atribuyen las cuestiones negativas como responsabilidad de los otros y las cuestiones positivas a nosotros mismos.
Tras la detención también se observó que el agresor se reía en las fotografías, hecho que causó indignación entre la sociedad potosina, fenómeno que desde la escuela se lee como que este sujeto no está consciente de la realidad "es posible que ni siquiera reconozca la magnitud o la gravedad de lo que se hace. Hay elementos de psicopatología que pudieran estar relacionados como el trastorno de la personalidad o algún tipo de manía, también habría que considerar que entre estas situaciones pudiera haber una mayor impulsividad sin embargo eso no habría manera de prevenirlo".
Al victimario le hizo falta acompañamiento desde la infancia para mayor educación hacia la paz, acuerdos de convivencia y de control de impulsos porque es una realidad que la inmediatez en la que vivimos hace al individuo tener menos tolerancia hacia la frustración.
El estrés constante de la jornada laboral cuando excede de 8 horas, el poco sueño, propicia que el ser humano esté cada vez más intolerante hacia situaciones externas “ahora esperamos que se nos responda inmediatamente, que las cosas sean sencillas, por ejemplo antes la televisión nos obligaba a ser pacientes esperábamos una semana para ver un capítulo y ahora esto ya no lo encontramos en la vida diaria, la falta de preparación que tenemos a nivel macrosocial con respecto a las cosas que toman tiempo. En psicología decimos, la violencia aparece cuando la palabra termina y en este sentido hablamos en un nivel elevado de estrés".
Consideró que las reacciones que tomó este individuo frente a la cámara fotográfica de sonreír y las agresiones vertidas contra el menor del Subway, nadie reacciona de esa manera si ha aprendido a convivir en la sociedad de manera respetuosa.
"Es decir detrás de quienes ejercen violencia vamos a encontrar seguramente una historia de violencia. Está comprobado que en el sector de la adolescencia, aquellos que estudian artes marciales tienen más probabilidad hacia la desensibilización de la violencia, es decir la naturalizan".
La sugerencia para todos aquellos que se encuentran dentro de un grado de estrés similar al de Fernando N, es que respiren profunda y tranquilamente así como buscar la manera de que la interpretación de cualquier situación no se interprete de manera personal ni en contra de las personas. "Hay que empezar a desaprender cosas que nos enseñaron como que la única forma de detener la violencia afuera, es con más violencia, es decir, tenemos que pensar que la violencia no es el camino sino la paz".