Lejos en el tiempo de aquel viernes santo de 1953, cuando se realizó la primera Procesión del Silencio, el viacrucis de la Virgen de la Soledad junto a su hijo se consolida en 2023 como un referente innegable de la fe.
A 70 años de su primera edición, esta vez tuvo mayor realce la cultura y la tradición potosina, con Cofradías inclusivas, con participantes en sillas de ruedas, hombres y mujeres de todas las edades, y con una organización impecable.
Con la presencia de miles de personas y una treintena de andas e imágenes, a las 19 horas con 57 minutos salió la Guardia Pretoriana, con trompeta, tambores y lanzas del Teatro de la Paz, para arribar al templo del Carmen y a las 20 horas en punto tocar a sus puertas, que se abrieron sin demora.
De ahí salieron funcionarios, estatales, como las titulares de Turismo y Cultura, Aurora Mancilla y Elizabeth Torres respectivamente, Juan Carlos Torres Cedillo, titular de la Secretaría de Educación Gobierno del Estado (SEGE) y Noe Lara Enrique titular de la Oficialía Mayor; seguidos por el alcalde capitalino, Enrique Galindo Ceballos y la presidenta del DIF Municipal, Estela Arriaga.
Así inició el solemne transcurrir de 32 Cofradías e imágenes, encabezadas por "Cofradía Jesús Eucaristía 2011" y la imagen de San José. Le siguieron Cofradía Nazarenos, que recordó a través de una manta bordada el 70 aniversario.
También la Cofradía Oración del Huerto con niñas y niños sin capucha, pero debidamente ataviados para la ocasión.
Así, sin novedad, marcharon solemnes, una a una, la Cofradía del Montecillo, Cofradía del Sr. de la Humildad, Cofradía de Charros y Adelitas, Cofradía Preciosa Sangre, etcétera.
Miles de potosinas, potosinos y visitantes se convirtieron en espectadores que ratificaron su fe y atestiguaron la celebración que este año fue impulsada por la administración estatal.
El recorrido, que inició en el templo del Carmen, prosiguió por las calles de Villerías, Universidad, Aldama, Galeana, Independencia, Venustiano Carranza, Francisco I. Madero, 5 de mayo, Venustiano Carranza, Jardín Hidalgo y Manuel José Othón, regresando al punto de partida.
ANTECEDENTES
En 1953, el Fraile carmelita, Nicolás García pidió a su amigo, el entonces popular cómico potosino, Francisco Salazar, apodado “Caramelo”, que invitara a sus amigos toreros a acompañar en su pésame a la Virgen de la Soledad. Aquel Viernes Santo, que "cayó" en 3 de abril, solo le hicieron una oración a la Virgen en el interior del templo del Carmen.
Al año siguiente algunos invitados vistieron traje campero y otros, con hábito negro y capucha morada, la acompañaron en su dolor, colocándola en una base, con capotes y muletas a sus pies, así realizaron un corto recorrido por los alrededores del Templo del Carmen.
De esta forma nacía una tradición que hoy suma a casi tres mil cofrades de todas las parroquias de San Luis Potosí, que hoy conmemora su 70 edición y que es considerada la segunda Procesión más importante del mundo.