El sol caía a plomo, las notas de la tuba rompieron el silencio en el parque funerario Arboledas del Consuelo en Periférico Oriente en Soledad de Graciano Sánchez, donde un pequeño grupo de personas, amigos y familiares, cargaban en andas el féretro de Pedro Cesar Carrizales El Mijis para llevarlo hasta su última morada. La fosa Q40 del camposanto.
En una última visita a su barrio Las Piedras en la zona norte de la capital potosina, El Mijis se despidió de la colonia que lo vio crecer y luchar contra la desigualdad.
Se espera un mar de gente; Pedro Cesar Carrizales lucho por miles de jóvenes en condición de calle pero solo un puñado, unos cuantos lo acompañaron.
En la parroquia de Nuestro Señor Jesús de esa colonia se llevó a cabo la misa de cuerpo presente para posteriormente enfilar hacia el cementerio.
El cortejo fúnebre llegó pasadas las 15:00 horas y el féretro ingresó al camposanto Arboledas del Consuelo en andas sobre los hombros de familiares y amigos.
Al paso, una banda acompañaba el camino del cortejo hasta el lugar del entierro.
En una escena desgarradora, una de las hijas del Mijis, se aferró al féretro pidiendo a gritos que no se llevara a su padre.
¡No papi, no papí, levántate, levántate !!!
Acto seguido perdió el conocimiento en medio del tumulto.
“El día que yo me muera
No voy a llevarme nada
Hay que darle, gusto al gusto. La vida pronto se acaba”.
La canción Un puño de Tierra entonada por la banda de viento rompió a la familia de Pedro Carrizales El Mijis: sus nietos, sus padres, sus hermanos rompieron en llanto.
El joven activista social Óscar David Reyes Medrano estuvo al pie del sepulcro visiblemente conmovido. Consternado.
“Me quedó con lo fugaz de la vida y la enseñanza de hacer lo que te apasiona, Pedro luchó siempre hasta el final”
Algunos chavos banda que acompañaron a El Mijis hasta su última morada protagonizaron un conato de violencia en el camposanto, afectados por el dolor y el alcohol. Sin mayores consecuencias.
Pedro Cesar Carrizales El Mijis Luchó por miles de jóvenes en condición de calle, pero a su sepelio sólo acudió un puñado, unos cuantos.
Descanse en paz.