El maquillaje, la nariz de bola y el traje multicolor muchos los han dejado a un lado; ser payaso y sobrevivir el tiempos de pandemia sin acceso a los apoyos oficiales, ha sido difícil pero no imposible.
Mario Sánchez, el payaso Relojito, lo resume en unas cuantas frases: "Hay que ponernos las pilas, de hambre no nos morimos; ganas de chambear las traemos, saldremos de ésta".
Así, igual que muchos otros oficios afectados por la crisis sanitaria derivada del Covid-19, quienes trabajan como payasos se han visto obligados a recurrir a otras opciones para obtener ingresos:
La venta de flores, de alimentos y otros productos les ha permitido medio mantener a ellos y a sus familias, como hace, por ejemplo, Federico Flores, el payaso Balón, o Luis "Calabazón" Servín, con la venta de dulces, entre otros.
Y aunque muchos de ellos tienen menos, también se tientan el corazón y no se olvidan que hay personas "más amoladas" que ellos. Por ello, recién convocaron a la recolecicón de productos básicos para armar despensas.
"No son para nosotros, sino para repartir entre personas de escasos recurso", explicó el Payaso Bombón, uno de los organizadores.
Reconoció que enfrentan una situación difícil por la pandemia, porque se han cancelado eventos y, a los que trabajaban en la céntrica plaza de El Carmen, ya no se les permitió su espectáculo.
Señaló que del gobierno de Soledad de Graciano Sánchez les hicieron llegar algunos apoyos, pero no del Ayuntamiento de la capital: Al menos no hasta ahora.
Y eso enfada a payasos como Roy, quien lamenta la falta de palabra de las autoridades municipales, que inclusive, les prometieron los apoyos por escrito. "Y ahí están los papeles", dice.
"Nos han dejado olvidados, ninguna ayuda nos ha llegado", remata.
Hace un par de semanas, un grupo de payasos realizó una manifestación pacífica en la Unidad Administrativa Municipal; no han recibido respuesta concreta ni les han llamado, pero ignoran si volverán a buscar ese apoyo que se les prometió.