A través de la Pastoral Penitenciaria, la iglesia católica de san Luis Potosí lleva la palabra de Dios a los penales y promueve la evangelización de las personas privadas de su libertad, desempeñando un papel fundamental en la evangelización de este sector de la sociedad en busca de que hagan conciencia sobre sus errores y al obtener su libertad lleven una vida mejor, con la convicción de que nadie está excluido del amor de Dios.
Así lo expresó el arzobispo de San Luis Potosí, Monseñor Jorge Alberto Cavazos Arizpe, quien enfatizó que, a pesar de las fallas, siempre es posible la conversión y el crecimiento espiritual, "no podemos dejar de considerarlos, Dios no excluye a nadie, si hemos tenido fallas podemos también tener una conversión y ser mejores personas".
En este contexto, la Iglesia organiza semanalmente misas eucarísticas en el interior de los penales, con un enfoque especial en el Penal de La Pila este lugar se ha convertido en un espacio de reflexión y redención, donde se establecen días específicos para la confesión y la celebración de la eucaristía. Durante estas ceremonias, los internos tienen la oportunidad de reconectar con su fe, buscar el perdón y encontrar consuelo en la comunidad espiritual que se forma en torno a la Pastoral Penitenciaria.
El objetivo de estas actividades no solo es el acompañamiento espiritual, sino también la promoción de valores que contribuyan a la reintegración social de los internos, la evangelización se convierte en una herramienta para fomentar la esperanza y el cambio personal, ofreciendo un camino hacia la transformación y la reconciliación.
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Monseñor Cavazos dijo que la labor de la Pastoral Penitenciaria refleja el compromiso de la Iglesia por ayudar en ofrecer una segunda oportunidad a quienes han cometido errores en sus vidas su participación es fundamental en un entorno donde muchos enfrentan situaciones de desesperanza y aislamiento.
El arzobispo también destacó la importancia de la participación continua de los voluntarios y colaboradores en estas actividades, ya que su acompañamiento es vital para el apoyo a las personas privadas de su libertad, esos de grupos de apoyo no solo brindan asistencia espiritual, sino que también se convierten en un puente entre los internos y la sociedad, promoviendo la comprensión y la empatía.
La labor de la Pastoral Penitenciaria es un claro ejemplo de cómo la fe puede ser un factor de cambio en la vida de las personas, independientemente de su situación actual. Con cada misa, cada confesión y cada palabra de aliento, la Iglesia busca sembrar la semilla de la esperanza en corazones que a menudo se sienten olvidados.
A través de esta labor, la Iglesia no solo ofrece un espacio para la oración y la reflexión, sino que también desafía a la sociedad a mirar más allá de los estigmas asociados a la prisión, recordando que todos somos dignos de redención y que el amor de Dios puede transformar vidas.