Entre decenas de jóvenes con quienes coinciden en edades, inquietudes y aspiraciones de una vida mejor, Paola y Fernanda acuden semanalmente y llenas de emoción, a cumplir con las actividades que establece el programa del Servicio Militar Nacional en las instalaciones del 40 Batallón de Infantería.
Para ellas, enlistarse de forma voluntaria a prestar su servicio es una oportunidad para ser mejores personas, adquirir nuevos conocimientos y sobre todo, darle un plus a su profesión, ya que ambas consideran que participar de forma voluntaria en una actividad establecida para hombres, les abre las puertas a mejores oportunidades de trabajo y más que nada,de vida.
Paola siempre se sintió atraída por el orden y la disciplina que reflejaban los desfiles militares, y con una clara determinación desde el inicio se enlistó junto a cuatro aspirantes más, buscando de alguna manera formar parte de la institución, y desde su ingreso en marzo, Paola ha aprendido habilidades fundamentales, desde movimientos precisos hasta los honores a la bandera y manejo de armas consolidando su vocación y disciplina.
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Además de sus estudios en docencia en la Normal del Estado, Paola tiene la firme intención de completar su carrera y seguir creciendo en algún momento dentro de la Guardia Nacional.
De ocho mujeres que se enlistaron en este periodo que concluye en octubre próximo, dos de ellas se integraron satisfactoriamente a las filas de la Guardia Nacional, demostrando según Paola, su determinación y claridad en su deseo de formar parte de las Fuerzas Armadas siendo ejemplo de valor, disciplina y fuerza de voluntad.
Fernanda por su parte, ha encontrado una gran inspiración tanto en sus compañeros como en el personal militar, por lo que afirmó sentirse orgullosa de rodearse de personas igualmente comprometidas y disciplinadas.
De lo que ha aprendido valora cada momento, cada actividad y cada aprendizaje. Coordinadora en una empresa de software, dijo que su experiencia dentro del Servicio Militar Nacional ha reforzado su admiración por el compañerismo y el espíritu de cuerpo que el entorno castrense promueve.
Dijo admirar también que a pesar de la carga de trabajo y las actividades semanales, se dan un tiempo para acudir a realizar su servicio encontrando en ese espacio, momentos de unión y aprendizaje además de un profundo sentido de motivación y camaradería.
"El adiestramiento y la disciplina son exhaustivos pero altamente gratificantes y con un gran aprendizaje, tenemos un programa estructurado y el respaldo de mujeres inspiradoras en el campo".
Paola y Fernanda valoran enormemente el impacto positivo que esta experiencia tiene en su desarrollo personal y profesional.
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