La masa de un buen pan, tiene el gran poder de saciar el hambre de los más antojadizos. Y en su elaboración el toque distintivo se lo dan las manos que moldean cada pieza dispuesta en la charola, una magia culinaria como la de José Romero Colunga de 76 años edad, quien desde hace más de 60 años, se dedica al singular oficio de la panadería.
Don José y su esposa Ma. De Jesús Cruz Flores, de 73 años edad, inician su trabajo en punto de las 5:00 de la mañana. Con el amanecer de testigo, preparan todos los ingredientes que se convertirán en unas ricas empanadas rellenas, grageas, moños, conchas, bigotes y bolillos, distintivos de “Pan insurgentes”, su panadería, negocio familiar ubicado en la calle Insurgentes, perteneciente a la colonia Ferrocarrilera.
Hoy día la señora Ma. De Jesús y el señor José, se han aferran al oficio que durante décadas los ha sacado adelante, pues con la pandemia, la clientela mermó, y por ello ahora han tenido que transformar su servicio para seguir ofreciendo sus piezas de pan, para continuar en el gusto de sus queridos clientes.
“La venta bajo, pero se adaptaron bien ya que yo me dedique a publicar su historia en las redes sociales y afortunadamente y gracias a ello se dieron a conocer. Tienen mucha variedad de pan que ha sido solicitado por nueva clientela vía facebook como lo son: conchas, tostados, ojos de pancha, cuernitos danés, mantecadas, semitas, bolillos, yoyos, repostería y pasteles para toda ocasión”.
“Esta panadería es su fuente de ingresos, esta situación no les está ayudando. Pero afortunadamente hay quien si compra y prueba su pan - que está buenísimo- y es 100% artesanal. Por ahora más vendidos son: bolillos, conchas y donas, y el costo del pan varia, va desde los cinco hasta los 15 pesos y el bolillo tiene un precio de 2.50 pesitos ”, comentó Saide, nieta del matrimonio Romero Cruz.
Atrás quedó para doña Ma. de Jesús , la venta de aparador y el atender detrás de la barra a la clientela con sus típicas charolas de pan, ahora, los pedidos son vía redes sociales, y la entrega es directamente en el domicilio, acatando responsablemente las indicaciones sobre la “sana distancia”.
Y es que, al ser adultos mayores, el cuidar su salud se ha vuelto también una de las tareas de este matrimonio, para así poder enfrentar la epidemia por Covid.19.
El horario de la panadería es de 6:30 am hasta las 9 de la noche,y dentro de este horario, dedican unas siete horas a estar elaborando piezas de pan diverso, “estamos muy orgullosos de ellos por que a pesar de su edad ellos tienen una fuerza y vitalidad para seguir ejerciendo este oficio -el cuál a ellos les apasiona-. Todo lo que hacen, lo hacen con mucho amor y por su puesto con gran dedicación”, expresó Saide.
Don José y su esposa, se dicen estar preocupados, -por el momento- solo por su salud, por ello con un gran esfuerzo tomen sus debidas medidas de higiene y, se cuidan mucho de no salir. Ahora su refugio han sido los hornos y el calor de una cocina, que los ha visto crecer como seres humanos y salir adelante ante las adversidades.
Y mientras José prepara una gran cantidad de panes, con una noble sonrisa que lo distingue, y María se organiza con su nieta, para emprender la aventura de llevar hasta los hogares un pan cargado de amor y tradición familiar, este bello matrimonio se dan tiempo para reflexionar sobre esta crisis sanitaria, y comparten un significativo mensaje.
“Que Dios primero todo esto pasará pronto y se podrá regresar a la normalidad, Dios nunca nos deja solos, él siempre estará con nosotros.Les mandamos muchas bendiciones a todos los que han venido a comprar su pan, les agradecemos muchísimo su ayuda y preferencia”.
Y al crujir del hojaldre, abrazados y con el mandil que distingue a su oficio, este matrimonio de panaderos, continúa su jornada para seguir ofreciendo sus exquisitas piezas a toda la Capital potosina.