Desde hace 20 años Francisco recorre las calles de Soledad y de San Luis Potosí en su bicicleta, la cual está equipada con cuatro pequeñas jaulas de madera, en donde vienen distintas aves, las que va ofreciendo en su camino con precios que van desde cien pesos y que depende de la especie, puede alcanzar un precio mayor, un trabajo que dice ya esta en peligro de extinción.
Y es que dice que actualmente ser pajarero no conviene, pues la gente ya no compra aves, debido sobre todo, al cambio de vida que se ha generado con el paso de los años, que ha llevado a la gente a pasar menos tiempo en sus casas y que por esta razón, evitan adquirirlos.
Por lo que cada vez es más difícil mantenerse de un negocio como este, con el que si bien llega a vender hasta 10 o 15 ejemplares en una semana, también debe de invertir en el mantenimiento de los animales, que son delicados y a los cuales debe brindar agua y comida.
“Desde hace como veinte años me dedico a la venta de pájaros, los ofrezco en Soledad y también voy a la capital, ser pajarero es un oficio que está en peligro de extinción, pues cada vez menos gente los compra, yo creo que por como han cambiado las condiciones de vida, la gente trabaja más, está en su casa menos y no hay quien los cuide, pero pues seguimos en el negocio, apenas alcanza para sobrevivir, pero ahorita todo esta igual” dijo en entrevista a El Sol de San Luis.
También hizo referencia al permiso con el que se debe de contar para la venta de aves, el cual es otorgado por parte de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, con el que solo se pueden vender especies que son aprobadas.
Las cuales aseguró que llegan por parte de personas dedicadas a su crianza, pues no pueden salir simplemente a atraparlos, ya que solo se pueden comercializar las aves permitidas, como son los canarios, gorriones, periquitos de amor, entre otras que son buscadas por la gente.