Me encanta San Luis, es un lugar que tiene una ubicación geográfica estratégica con potencial para el desarrollo del campo, de la industria y de los servicios, su colindancia con 9 estados, el ser paso obligado de comercio y transporte, el potencial turístico y energético que tiene, además de contar con gente que trabaja, estudia y se esfuerza todos los días pese a lo difícil que resulta.
También me duele San Luis, entre muchos otros problemas, los crecientes niveles de inseguridad e impunidad que estamos viviendo; los pésimos servicios públicos y la falta de agua en todo el estado; la falta de empleos o que los pocos disponibles sean mal pagados y con pocas prestaciones, un sistema de salud en el que es urgente invertir con eficiencia y los jóvenes que por no tener opciones de vida que les den oportunidades de bienestar se refugian en pandillas, violencia y adicciones.
Me duele también la violencia en contra de las mujeres, el que la mayoría de las potosinas a veces desde la niñez y adolescencia hayamos sido víctimas de violencia, los 6 municipios con alerta de género, las niñas embarazadas, el acoso, la disparidad salarial, las violaciones, el abuso en contra de menores de edad, los feminicidios.
Cuando empecé mi carrera como médica en Tamazunchale, me tocó ver muchas veces casos de niñas y niños violentados física, sexual y psicológicamente con historias terribles, a veces por sus propias familias o amigos y siempre se repitió la historia: después de dar la atención médica correspondiente, acompañaba a las víctimas a las instituciones públicas a dar seguimiento a denuncias o atención psicológica y la respuesta eran ministerios públicos que juzgaban a las víctimas, sistemas DIF que no tenían idea de lo que había pasado, de la gravedad de los temas o simplemente no le creían a las víctimas.
Inicié mi carrera hace 25 años y parece que las cosas han empeorado, en delitos de género y en todos los demás, nos encontramos en un estado que invierte el 10% aproximadamente del presupuesto en seguridad sin ningún resultado y sin que las y los potosinos nos sintamos seguros, todo lo contrario, hay cada día más impunidad, los delitos se incrementan pero las instituciones públicas no mejoran, siguen sin hacer su trabajo y sin tener perspectiva de genero se hace necesario entonces incrementar la máximo los castigos en contra de quien violente a las mujeres y a los niños y hacer cambios profundos en las instituciones de seguridad y de impartición de justicia así como en el resto del gobierno, que debe tener una perspectiva transversal para la atención eficiente de los problemas que las y los potosinos enfrentamos a diario.
Desde luego hay problemas que requieren soluciones transversales, en las que participemos los políticos, el gobierno, las empresas y la sociedad civil, urge implementar políticas públicas de prevención para el control de los incendios, resolver el problema del agua, el desempleo, generar oportunidades para los jóvenes entre muchos otros. Sin embargo, la seguridad es la tarea fundamental del Estado es el tema que más nos preocupa a las y los potosinos y de los temas que más nos lastiman y uno en los que voy a enfocar la mayor parte de mis esfuerzos como gobernadora.
El bienestar de las y los potosinos empieza por tener la tranquilidad de que nuestras hijas e hijos van a volver con bien a casa, de que nuestra vida, integridad y patrimonio será respetado y de que las potosinas no serán nunca más víctimas de violencia.