Inicio esta colaboración con una pregunta fundamental: ¿Por qué San Luis Potosí, poseedor de grandes riquezas naturales y un capital humano igualmente valioso, lleva tantas décadas arrastrando el lastre de la pobreza y atado a las cadenas de la inseguridad y la falta de oportunidades? A lo largo de mi vida he visto mujeres violentadas por el machismo y por el hambre, a padres de familia llenos de angustia ante el desempleo y la desesperanza, y a jóvenes cuyo único futuro es la miseria y la delincuencia. Esa es la dolorosa realidad mayoritaria del pueblo potosino.
La respuesta está en los partidos políticos: ellos son los únicos culpables de que San Luis Potosí no avance. Su eterna corrupción, su indolencia ante el sufrimiento ajeno, su afán de buscar el poder por el poder mismo, son una herencia maldita. Los partidos políticos y los políticos tradicionales, llevan cien años de promesas, de saqueos y de abusos que serían un insulto en cualquier país civilizado. En Europa, los políticos mexicanos ya estarían en la cárcel. Ellos han roto el tejido social de San Luis Potosí. Ellos son los causantes del daño que cada tres o seis años dicen que van a remediar.
Carreteras casi inservibles, hospitales casi abandonados, escuelas casi destruidas, calles casi en estado de guerra. ¿Por qué? Porque la política en San Luis Potosí (y en México) no es la herramienta del bien común, sino el instrumento de grupos de poder que incluso compran partidos políticos. Impunemente, nos han robado la democracia y las instituciones, y se han burlado del pueblo potosino. El origen de todos los males de nuestra sociedad, es la ignorancia que mantiene en el poder a los “políticos tradicionales”.
Los partidos políticos representan la peor escoria de la sociedad mexicana y potosina. El tercio de la población que “confía” en ellos son sus clientelas cautivas, ese “voto duro” que no es otra cosa que la complicidad de los beneficiarios de la corrupción. Se necesita odiar mucho a México para militar en un partido político. Si existe una forma de demostrar el desprecio que un ciudadano siente por sus conciudadanos, es admitiendo su preferencia por un partido político, o escuchando sus argumentos para defender a un político tradicional que tomó o espera tomar su turno para llenarse los bolsillos de dinero.
La vía Independiente, a pesar de tener tantos obstáculos impuestos por la Ley Electoral misma, es la semilla del cambio democrático que necesita San Luis Potosí. Si comenzamos por independizar nuestro pensamiento de ideologías, siglas y colores partidistas, derrotaremos en las urnas a aquellos personajes que hoy muestran su cínica sonrisa en los espectaculares, y proponen un catálogo de soluciones a nuestros problemas que resultan ser, más bien, un “mea culpa” de sus propios yerros como Gobierno. es hora de decirles “¡Ya basta de tantas mentiras y tanta corrupción1”
Si la sociedad no se indigna ante los descarados hurtos y abusos de los cuales es objeto, la misma sociedad seguirá cavando una tumba cuyo fondo no tiene fin. El pueblo es el cadáver y el sepulturero, y el “político tradicional” su verdugo. Los repudiados partidos políticos son tan miserables que lo único que tienen es dinero; dinero que, por cierto, es del pueblo que, en su ignorancia, los sigue votando y aplaudiendo al escuchar sus eternas promesas de cambio. Yo, Arturo Segoviano, ya hubiera despedido a estos caros, ladrones e incompetentes políticos, por su falta de productividad y rentabilidad para con quienes son sus empleadores, que son los ciudadanos.
Candidato Independiente a la gubernatura de San Luis Potosí