La grave inseguridad en que vivimos en San Luis Potosí tiene dos componentes, ninguno de ellos atendido:
La sensación de riesgo de la población es altísima, rebasa incluso a la de ciudades con mayor índice delictivo, y se debe al abandono en que se siente la mayoría, porque cuando requiere ayuda, o se encuentra en riesgo, los números de emergencia no responden y, si eventualmente responden, es para plantarle a quien llama pidiendo auxilio una larga lista de preguntas, sin duda todas consecuentes, pero a la hora de la máxima necesidad, totalmente irrelevantes.
La ayuda no llega, o llega en forma tardía, y eso genera una desconfianza muy poco saludable para la sociedad.
Al final, la gente se queda con la sensación de que el crimen gana, y de que la autoridad es incompetente, o peor, cómplice.
El otro componente es la realidad, las cifras objetivas, los números fríos, graves, altos, crecientes, pero aún en niveles controlables si hubiese voluntad.
Salta a la vista de cualquier observador la creciente y escandalosa impunidad, la ineficacia del llamado sistema de Justicia Penal Acusatoria, la incompetencia, y franca abulia, de la Fiscalía General del Estado, y sí, de las policías, todo en un marco de corrupción imparable, inédita y cínica.
Por eso se vuelve imperativo revisar la esfera municipal de responsabilidad en este tema, y contestar a la pregunta de si el Gobierno Municipal está haciendo lo mínimo necesario, ya no digamos lo suficiente, para combatir el flagelo de la violencia criminal.
El modelo policial luce arcaico, y las medidas preventivas, brillan por su ausencia en los últimos 30 años, precisamente los del régimen neoliberal.
Resulta conveniente para el modelo de negocios de los políticos de la derecha la manera en que el marco legal y operativo deja inerme a todas y todos frente al crimen.
Por eso se impone adoptar el modelo nacional: un sistema participativo, no coercitivo y de ayuda a las capas sociales más vulnerables; un sistema de coordinación de todos los órdenes de gobierno, un sistema que rinda cuentas, mantenga informada a la población, y evite la distorsión de la realidad.
La Policía Municipal, cuyas facultades están ampliamente detalladas en la Constitución y en las leyes secundarias, debe modificarse radicalmente para tornarla eficiente, cálida, dinámica, sobre todo para sus propios elementos.
Propongo adoptar el modelo policial que actualmente está poniendo en práctica el Gobierno de México: una Guardia Civil Metropolitana, nacida bajo el auspicio, guía e incluso mando, de la Guardia Nacional.
Ello supone un enorme esfuerzo de coordinación con el municipio de Soledad de Graciano Sánchez, el Gobierno del Estado y el Gobierno de México; una justa evaluación de los actuales elementos, un equipamiento a la altura de nuestras instituciones federales, y una muy seria homologación a nuestras Fuerzas Federales.
Implica la capacitación profesional, y el entrenamiento acorde a la nueva realidad que enfrente la sociedad, de ahí la propuesta de una Universidad Policial, y estímulos profesionales adecuados, entre ellos, la generación y respeto de los derechos laborales más elementales, como pensiones, fondo de ahorro, ascenso y acceso a vivienda, créditos y becas.
Es un modelo probado, está funcionado a nivel nacional.
- Leonel Serrato Sánchez, candidato a Presidente Municipal de San Luis Potosí, de la coalición Juntos Haremos Historia (Partidos Verde Ecologista de México y del Trabajo).