Son las 10:30 de una noche fría, comienzan las actividades en el Centro de Distribución y Transferencia de paquetería yuxtapuesto en las instalaciones del Aeropuerto Internacional Ponciano Arriaga. Atila se muestra alegre, dócil, alerta por realizar una de las actividades que más le gustan y para la cual fue cuidadosa y escrupulosamente entrenada; localizar enervantes y armas entre cientos, miles de paquetes que diariamente se reciben en el Centro.

Mientras el canino Pastor Alemán espera a que cumplamos los procedimientos de seguridad para ingresar al área, con detallada sutileza olfatea, lame, saluda, juega… alistando su más agudo sentido para realizar con éxito su misión.

EL OLFATO, COMO PRINCIPAL VIRTUD

Con su adiestramiento, a tan solo cuatro años de edad, es un perro eficaz en la detección de enervantes como mariguana, cocaína, heroína, y cristal, entre otras sustancias; además de armas, pólvora y explosivos. En las jornadas de trabajo que diariamente realiza junto a su guía entrenador, en una sola Atila ha llegado a localizar hasta más de 70 kilos de droga.

El lunes pasado no fue la excepción, con la avidez de sus ojos reforzando la gallardía de su cuerpo y la agudeza de sus pinnas, a las 10:45 de la noche Atila comenzó la búsqueda entre bandas y unidades de transporte olfateando entre paquetes y cajas, a escasos 15 minutos, su afilado olfato detectó un olor; el olor a hierba seca.

Con cierta alteración y ladridos, Atila anunciaba al personal castrense que había encontrado algo, y efectivamente, al abrir la caja había en su interior envoltorios de mariguana.

Sumamente contento tal cual supiera de la importancia de su participación en el combate al narcotráfico, Atila celebró el hallazgo con su cuidador quien lo acaricia, lo felicita al oído, le dice palabras de aliento, resalta su trabajo y le da su premio favorito…su pelota, para después de un receso continuar la misión. En los últimos días, Atila ha detectado en el Aeropuerto, casi 30 kilos de marihuana y cristal, un arma de fuego y partes de otra en nueve casos diferentes.

Por cada hora que trabaja descansa dos, es un perro juguetón, amistoso le gustan las caricias, los juegos, y saludar. Con disciplina obedece comandos básicos y avanzados, ataque y búsqueda, actividades de orden cerrado, formación, y otras, a la par de su cuidador, “es un soldado elemental del Ejército Mexicano”, destaca en el combate a la delincuencia, además de búsqueda y rescate de personas en situaciones de desastre.

CAPACIDAD Y PROGENIE DE SELECCION

De padres con genes seleccionados, Atila nació, creció y fue entrenado en el Centro Nacional de Reproducción Canina de la Secretaría de la Defensa Nacional, donde nacen alrededor de 240 perros al año, los cuales fortalecen al Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos.

Los caninos, son adiestrados en distintas capacidades y destrezas como búsqueda y detección de enervantes, explosivos, búsqueda y rescate de personas en desastres naturales o siniestros, búsqueda y rastreo de personas en calidad de desaparecidas y para guarda y protección.

A los tres meses de nacidos se les incrusta un microchip de identificación del tamaño de un arroz que en clave tiene su fecha de nacimiento, genealogía y nombre.

En el Centro de Producción ubicado en San Miguel de los Jagueyes en el Estado de México, cuenta con áreas de maternidad, quirófano, destete, reproductores y entrenamiento entre otras, es ahí donde a los 9 años regresan en una especie de “retiro”, para pasar sus últimos días bajo cuidados especiales, cumpliéndose así su ciclo de vida.

Se entrenan ejemplares de Pastor Belga, Milanés y Pastor Alemán. Desde su nacimiento son capacitados para soportar alturas y posiciones incómodas, se impulsa la socialización con el ser humano, y a los 18 meses comienza su adiestramiento en actividades contra el narcotráfico y crimen organizado.

En San Luis Potosí en el 40 Batallón de Infantería, de la 12ª. Zona Militar, la alimentación de Atila consiste en 600 gramos diarios de croquetas balanceadas a base de proteínas, hierro y calcio para fortalecerlo, su peso actual es de 32 kilos, lleva estricto control de salud y cada 4 meses se le realiza una revisión médica integral.

DESARROLLO DE CAPACIDADES UNICAS

Las Unidades Caninas del Ejército como Atila, identifican toda clase de sustancias prohibidas en revisiones que efectúan las tropas castrenses en carreteras, aeropuertos, centrales camioneras y otros lugares, distinguen el origen de voces y movimientos; soportan el triple de potencia en sonido que los humanos y pueden actuar sin luz.

Un ejemplar entrenado, solo puede estar a cargo de un militar que posea perfil de paciencia y cariño a los perros. El efectivo que asuma esa responsabilidad, será su compañero durante la mayor parte de su carrera militar, así lo manifiesta el Cabo José, “el animal se convierte en una extensión de sí mismo”.

Los perros se canalizan a la especialidad que les acople, los de temperamento pasivo son ideales para búsqueda de explosivos, los más agresivos para guarda y protección; a los dos años están listos para trabajar de la mano con las tropas castrenses.

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CACHORROS PASTOR BELGA EN DESARROLLO, EN SAN LUIS POTOSI

Actualmente el 40 Batallón de Infantería (BI) de la 12ª. Zona Militar cuenta con tres unidades caninas adultas y dos cachorros que en breve iniciarán su proceso de adiestramiento convirtiéndose en los nuevos reclutas, el Cabo José considera que uno de ellos “apunta para ser de guardia y custodia, y el otro para detección de enervantes”.

Cuentan en el 40 BI, con su propio espacio de alojamiento, en el área de relajamiento están tres horas por la mañana, tienen área especial de aseo, bodega de material y accesorios para adiestramiento.

Es así como en sus labores de combate a la delincuencia, el Ejército Mexicano no solo cuenta en San Luis Potosí con sus valerosos hombres y mujeres, cuenta también con binomios caninos como Atila, sus compañeros, y próximamente los dos cachorritos.