Son la crema y nata del periodismo potosino. Generaciones nuevas y la vieja guardia. Miradas críticas. Plumas sensibles, que denuncian, que generan cambios. Lentes que exponen al mundo la realidad que pocos ven. Crónicas que desnudan hechos cotidianos y los vuelven trascendentes. Reportajes demoledores. Son las y los ganadores del Premio Estatal de Periodismo.
Siempre seria pero artera con la cámara, Juanita Olivo acaparó el primer lugar en fotografía. Edgar Barajas y Juan Carlos Ventura, los expertos en deportes, que plasman sus conocimientos en notas o ante un micrófono y Miguel Mora, el reportero de mil batallas que para nada sufrió haciendo un reportaje en el bar El Radio, enclavado en las inmediaciones de la Alameda, en cuya barra Joaquín Sabina degustó una fría cerveza.
Ellos cuatro corroboraron la calidad en la redacción de El Sol de San Luis y no porque haya estado en duda en algún momento, sino porque fue imposible para quienes definen a los ganadores del Premio Estatal de Periodismo, no reconocer lo bien hecho cuando es evidente. Ganadores indiscutibles en sus categorías.
Las cita fue a las 13.00 horas en la Caja Real de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, que lleva la batuta en la organización del certamen; son los rectores y coordinadores de universidades privadas quienes designan al jurado calificador, que esta vez fue presidido por Francisco Rosales, con amplia trayectoria en los medios de comunicación.
Se revisaron alrededor de 400 trabajos registrados entre siete integrantes del jurado, lo que no es nada fácil. Hay que dividirse los géneros, escuchar audios, revisar textos, ver muchos de-ve-dés. Y hacer concha ante las críticas que nunca faltan: que si fulana no lo merece, que ese era un boletín, que no era exclusiva, que esa foto esta fuera de foco, que siempre ganan los mismos, que hubo línea. En fin, la lógica de quien siente que pudo ganar y el complejo de quien no participa y se vuelve crítico experto.
David Medrano, cronista de la vida, de la cotidianidad, discípulo que absorbe como esponja el conocimiento de grandes periodistas de la vieja guardia que le llaman por la tarde para charlar, simplemente charlar sobre la tarde. Ganador de dos premios, pero sobre todo, con la misión cumplida de haber aportado, una vez más, estilo y categoría al Premio.
Abusos, carencias, denuncias, ausencias, son los temas que dominan las categorías. La mujer casi centenaria olvidada en una comunidad de la huasteca, enferma, es la nota que cada año no falta. La búsqueda implacable de las y los desaparecidos por parte de colectivos. La contaminación impune de las grandes empresas. Los ríos que mueren de sed ante una sequía brutal. Las historias podrán ser las mismas, lo que vale la pena es la forma de contarlas.