Puede haber diversos factores que nos alejen del verdadero y auténtico sentido que debe tener la Navidad, pero no debemos dejarnos tentar por aquello que nos aparta del amor de Dios-Niño y del júbilo incontenible que nos da su Nacimiento.
"Por ningún motivo y bajo ni ninguna circunstancia debemos permitir que el trabajo excesivo, el consumismo obsoleto, los vicios de todo tipo, la embriaguez, la pereza, las compras de la cena, el despilfarro, o bien el cansancio mental y físico por múltiples compromisos laborales y familiares o de cualquier índole, nos aparten de lo real y verdaderamente transcendente e importante, que es el Nacimiento de Cristo bendito, nuestro único Dios verdadero, nuestro Señor, nuestro Rey.
Así lo señaló el Arzobispo de San Luis Potosí, Monseñor Jorge Alberto Cavazos Arizpe, quien agregó:
"No permitamos que nada ni nadie nos aparte del amor de Cristo-Niño, y que ninguna circunstancia por difícil que parezca, nos impida recibirlo con un corazón convertido, transparente, transformado, contrito, en un cuerpo puro, limpio, sin mancha de pecado, ni mancillado por las tinieblas del pecado y del mal.
Nuestra pureza de alma, mente, cuerpo y corazón es el mejor y más grande regalo que podemos darle a Jesús Niño que está a unos días de nacer.
Un cambio de actitudes, una Confesión y Comunión Sacramental y una reconciliación sincera con quienes nos han pisoteado nuestra dignidad, nos han lastimado, nos han herido, robado algo, ofendido o traicionado, es un gran regalo para Cristo que vino a redimirnos, haciéndose Verdadero Dios, pero también verdadero Hombre.
Perdonar las ofensas, servir a los demás incondicionalmente, hacer una obra de caridad cada día, tener actitudes de bondad y de amor, es una forma de amar a Dios-Niño y al prójimo.
Son muchos los regalos que podemos darle a Jesús, como esforzarnos por mantener unida a la familia, a los compañeros de trabajo, a los vecinos, etc.
Sacrificarnos con gusto y buena disposición por nuestros enfermos y ayudarlos a recuperarse es sin duda una gran obra de caridad que nos prepara para recibir con todo nuestro amor a Jesucristo nuestro Señor.
Dijo el Jerarca católico: "Los regalos, la cena, los intercambios, la fiesta, el brindis, todo viene a pasar a segundo plano, lo primero y más importante es el recibir a Cristo con un corazón transformado y amoroso".
"No hay que perder eso de vista. No lo olviden, lo demás es lo de menos".