Tras la celebración de las fiestas patrias, promovamos lo que nos ayude a un auténtico progreso personal, laboral y social, para eso es preciso que pidamos por nuestra Patria, sigamos orando con sumo fervor, constancia y perseverancia por nuestro amado país, nuestra oración por México debe ser insistente, pero a la vez debemos tomar conciencia de los valores que hemos recibido, de manera que honremos nuestra historia, enalteciendo nuestros valores que nos han dado identidad.
Así lo señaló el Arzobispo de San Luis Potosí, Monseñor Jorge Alberto Cavazos Arizpe.
"Por eso, los exhorto a que oremos todos los días por el respeto y cuidado de la vida y del medio ambiente".
"También oremos por las víctimas de la violencia, por los desaparecidos y por sus familias, más ahora que como Iglesia Católica Potosina vivimos una Jornada Diocesana de Oración por la Paz y de Testimonio Permanente de Paz, que nos convoca a que a través de actitudes y acciones pastorales creativas y concretas, se fomente la cultura de la paz en nuestras familias, en las parroquias, en los movimientos, asociaciones y grupos pastorales, y en toda nuestra sociedad".
Ahora, como personas, como familias, como creyentes y como personas de buena voluntad, no podemos sólo esperar los resultados de quienes guardan y promueven el orden; por el contrario, cada uno debemos tener a Cristo, a Dios en nuestras vidas; cada uno debemos dejar la puerta abierta para la paz, que transforme, motive y renueve nuestra mente y nuestra voluntad.
Lo más importante es que cada uno tengamos la mente y la voluntad dispuesta para la verdadera paz.
Recordemos que la base de una buena educación, de un buen ciudadano y de un buen creyente, está en las familias.
Los padres de familia son quienes tienen por derecho ese don de parte de Dios a educar a sus hijos y sacarlos adelante.
Además, es necesario que prestemos atención al uso de las redes sociales, pues en algunas de ellas, muchos niños y adolescentes, que son los más vulnerables, aprenden de manera errónea sobre el valor de sí mismos, de la vida, de la familia, de su ser ciudadano y de su ser social, ya que se difunden muchas veces mensajes violentos que, más que ayudarles a actuar con libertad, los hacen esclavos y adictos a situaciones peligrosas y lamentables.
Por todo ello, reitero que la más importante, la primera y principal educadora es la familia, de una manera directa los papás. Por tanto invito a todos los papás a que renueven esa alegría cada día, en ocasiones con cansancios, con situaciones adversas, pero animados de saber que, como Iglesia, velamos para que las familias tengan todos los auxilios humanos y espirituales que requieren.
No nos cansemos de trabajar por la unidad. Hoy nuestro pueblo mexicano se encuentra lacerado por la violencia y por situaciones sanitarias o de falta de oportunidades; es muy urgente que velemos por la unidad para resolver estos problemas y proponer nuevas metas en donde las personas tengan siempre con su dignidad, con su grandeza, el centro de todo el dinamismo social, y sean así constructores de paz.