Mi nombre, Lucero Apolo Rodríguez. Soy una mujer mexicana. Madre de 3 hijos: dos nacidos y uno en mi vientre. Soy esposa de Josué Alejandro Balderas Díaz de León.
Trabajo día a día para darle lo mejor a mis hijos a lado de mi esposo. Me esfuerzo por ser mejor persona: la mejor esposa, la mejor mamá, la mejor ciudadana, y también - no tengo vergüenza en decirlo - la mejor hija de Dios.
Vengo a nombre de millones de mujeres, de hombres, de niños, de jóvenes y adultos. Vengo por mi voluntad. Vengo con el corazón en la mano. Vengo conmovida por mi familia, por mis amigos, por mi país.
Los últimos años han sido de grandes pruebas para mí, y para nuestro México. Hemos padecido millones de familias por la Pandemia de Covid-19. Miles de familias han sufrido por la plaga del secuestro, homicidios y violencia. Hemos tenido que salir adelante en medio de tantas dificultades económicas. No nos hemos rendido.
Aquí estamos y aquí seguiremos.
En medio de todo esto, nos causa indignación y dolor que en Septiembre de este año, en la Suprema Corte de Justicia de la Nación nos hayan orillado a confrontarnos como enemigos a las mujeres y a la vida de nuestros hijos. Pareciera que nos empujan a elegir entre una mujer que ha abortado y el respeto absoluto de la vida de su hijo desde la concepción.
Como si la mujer y la vida fuéramos enemigas. Esto es una disyuntiva aparente. Nosotras las mujeres, y todos los que estamos aquí, no queremos que nos obliguen a tener un México que descarte a uno o a otro.
Las mujeres tenemos muchas necesidades, no queremos ni necesitamos el aborto. El aborto No soluciona ninguno de nuestros problemas, nos deja en una situación aún más vulnerable. Nosotras queremos un México proteja a la mujer ante la ley para que nunca piense en el aborto como una solución y proteja la vida de su hijo desde la concepción y durante toda su existencia, antes y después de nacer. Necesitamos respeto a la libertad de conciencia de los médicos. Queremos opciones de vida para la madre y su hijo.
El aborto es un tema complejo, con una raíz muy simple: acoger o rechazar la vida, solucionar nuestros problemas con elecciones de vida, o sólo ofrecer imposición de muerte. Por eso, ante la realidad que vivimos millones de mujeres, de toda condición social y cultural, nos reunimos aquí porque queremos pasar del rechazo a la propuesta, queremos dejar atrás las falsas soluciones, queremos un México a favor de la mujer y de la vida.
A favor de la mujer significa: Escucharla, atenderla, comprenderla y acompañarla en sus decisiones difíciles. Significa que piensen en nosotras las mujeres, que somos mamás desde el inicio de la concepción, no que nos empujen a terminar con la vida de nuestros hijos.
Significa que nos faciliten los trámites de adopción, no que eliminen al hijo o hija antes de nacer. Significa que aprendamos como mexicanos a convivir sin violencia entre hombres y mujeres, no que nos ofrezcan al aborto como solución falsa a esa violencia.
Un México a favor de la vida significa darle el mismo reconocimiento y protección a cada ser humano desde su concepción hasta su muerte natural, sin discriminarlo por su grado de desarrollo, salud, condición socioeconómica, cultural u origen.
Un México a favor de la vida significa seguridad desde el vientre de nuestra madre, y también en nuestros hogares, en la calle y en nuestros trabajos.
A favor de la vida significa que la mujer misma defienda a toda costa la vida de sus hijos, sobre todo en el periodo de la gestación.
Hoy estamos aquí porque creemos, porque confiamos, y porque amamos. Estamos aquí porque por encima de todo dolor, creemos que podemos seguir adelante, respetar la ley sin que esa ley se use para quitarle la vida a los más débiles. Estamos aquí porque por encima de toda dificultad, creemos que podemos ayudarnos unos a otros. Estamos aquí porque queremos dejar reproches y divisiones. Queremos construir y unir.
Queremos un México unido, no un México dividido entre la vida o la muerte. Hoy queremos comenzar a construir como nos lo pide el Papa Francisco en su reciente encíclica: “busquemos una cultura del encuentro y no del descarte.
Confiamos en nuestra propuesta será escuchada y que encontraremos plena voluntad y compromiso de la Legislatura del Congreso del Estado para llegar a ver pronto: un México a favor de la mujer y de la vida.