Un llanto incontrolable brotó instantáneamente en dos jóvenes muchachos que llegaron al Hospital General de Zona Carlos Diez Gutiérrez, perteneciente al ISSSTE, el motivo de esas amargas lágrimas, fue que su padre murió, víctima de Covid-19. No se supo los nombres de esa joven y su hermano, sólo que su padre era Artemio.
Los dos guardias de seguridad del nosocomio, salieron a gritar "familiares de Artemio" e inmediatamente se acercaron, los dos muchachos que reposaban en una suburban gris, estaban afuera porque no se permite el acceso a la institución para proteger a todos del Covid-19.
De pronto, el doctor Moisés, salió a recibirlos en el portón del hospital y fríamente, sin preámbulos, emitió qué eres del paciente, el muchacho contestó "soy el hijo mayor", y así fríamente, toscamente les comentó "su familiar falleció, tenía la sangre muy pesada, su Ph era muy bajo".
Sin contemplaciones, aquel polémico médico que fue nota nacional porque en su trabajo se contagió de Coronavirus al no contar con insumos suficientes -sí, aquel que motivó a la conciencia ciudadana para la donación de medicamentos e insumos para los hospitales- se retiró y dejó a los dos muchachos solos que se tocaban la cabeza con mucha incredulidad, al borde de los nervios y el llanto. Inmediatamente el hermano mayor que escasamente tendría 18 años, abrazó a su hermana.
Los casi caninos que resguardan las dos entradas al hospital, no los dejaron pasar más allá, les pidieron que se retiraran del pequeño espacio que les abrieron en el hospital, aún y cuando el frío cadáver yacía postrado en las planchas del nosocomio. Ni siquiera los dejaron hablar de servicios funerarios o del siguiente proceso, pareciera se hace en automático. No se sabe, no se habló de ello, no se permitió.
A la postre, testigos de estos dichos eran los trabajadores de seguridad y familiares de pacientes que se encuentran hospitalizados, quienes abrían sendos ojotes de sorpresa. Entre la gente se miraban unos a otros, con incertidumbre sólo veían partir a quienes perdieron a su ser querido, sin nada que hacer ni decir.
Desde una esquina se escucha el llanto de la hija menor de Artemio, a los pocos minutos comenzaron a llegar camionetas y automóviles de gente que buscaba respuestas sobre la muerte de este hombre que parece ser era relativamente joven. Nadie respondió, no se podía, así es la muerte por Covid no te deja despedirte, ni en cuerpo presente. Ahí se quedaron haciendo esquina, sin que nadie les respondiera nada.