Cien niños de preescolar aprendieron sobre el mundo de lo pequeño o nano, de las células y sus partes, de la germinación de semillas, de los colores y cómo viajan a través del agua, de la obtención del ADN del amaranto, su proceso de germinación, sobre las levaduras y los polímeros.
Y es que investigadores del Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (IPICYT) realizaron las actividades de la primera edición de este 2023 de la feria de la ciencia: No es Magia es Ciencia, se trasladaron al Jardín de Niños, Francisco Gabilondo Soler de la colonia Imperio Azteca para hacerles vivir una muy interesante transformación, su patio de juegos y sus salones se convirtieron en laboratorios.
Un equipo integrado por más de 40 personas entre investigadores y estudiantes de maestría o doctorado del IPICYT se trasladaron a esta escuela, ubicada al norte de la zona metropolitana de la capital del estado de San Luis Potosí. Como parte del equipo participaron los jefes de las divisiones de Biología Molecular, Sergio Casas, de Control y Sistemas Dinámicos, Arturo Zavala Río y de Materiales Avanzados, Braulio Gutiérrez Medina. Además de un amplio equipo de investigadores, técnicos y alumnos de maestría o doctorado que forman parte del grupo de divulgación científica Prismatic.
“La idea de estar en con los niños es explicarles y hacerles entender que la ciencia está en todos lados. Por ejemplo, ¿cómo se enciende un foco? ¿Cómo se prepara una gelatina en casa? ¿Qué son los polímeros, los ácidos nucleicos o los genes? ¿Cómo se heredan el color de los ojos de padres a hijos?, explicar el por qué del color de la piel. Eso forma parte de lo que hacemos en esta primera Feria de la Ciencias: "No es Magia, es Ciencia", informó Sergio Casas.
Aunque fue un poco complicado explicar a los niños estos conceptos científicos, pudieron usar un lenguaje sencillo, con ejemplos que ellos puedan percibir, y que explique bien lo que querían transmitir a los pequeños. Por ejemplo, los genes del color de los ojos o la piel, son parecidos entre padres e hijos, este conocimiento se explica con la obtención de DNA de fresas, porque esta fruta tiene genes y se reproduce como el ser humano.
En la mayor parte de los casos, es la primera vez que escuchan esta información y quizá algunos tengan el talento para ser científicos cuando sean mayores. “Cuando somos niños, somos muy curiosos y nos preguntamos el porqué de las cosas, pero a medida que crecemos se nos va quitando y esto lo que nos indica es que tenemos que inculcar la ciencia desde jardín de niños, primaria, secundaria y preparatoria. De esta manera, la gente estará informada y estará rodeada de ciencia a donde voltee”.