La negación y el escepticismo fueron los primeros síntomas de la sociedad potosina ante la llegada del Covid-19, mismos que sin duda alguna han facilitado la desobediencia y el incremento de la movilidad en plena fase 3 de la pandemia.
Pedro Noé Ubaldo Pérez, Psiquiatra de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, UASLP, comentó que el escepticismo fue un mecanismo emocional para la población, que perjudicó el nivel mental de la población, causando un relajamiento social y que en un grado menos genera pánico colectivo a los que siempre han creído en la existencia del Coronavirus.
“Empezó a haber desinformación, confusión y eso generó mayor negación en las personas, nos hacemos a un pensamiento tanto fantasioso, entró en las personas un pensamiento un tanto mágico, en algunas personas entra el pensamiento racional y hay quienes dicen que: bueno nos vamos a tener que confinar, abstener de salir, nos vamos a tener que rotar quien sale, sin embargo hubo quien lo negó y sigue saliendo”.
El grupo de personas escépticas, siguió haciendo su vida como si nada, creyendo que no le iba a pasar nada y asumiendo que el virus sólo le afectaría al del en frente pero a ellos no.
Posterior a esta negación, vinieron los problemas de adaptación, donde comenzaron los problemas de alimentación, de sueño e incluso los conflictos familiares, por estar tanto tiempo en casa, gente que negaba la situación, pero al final decidió colaborar con el confinamiento.
“Hay gente que nunca pasó de su negación colectiva, creencia nociva socialmente, que puede ocasionar la muerte de cientos de personas”.