La puerta del Museo de la Máscara, ubicada sobre la calle Mariano Escobedo, ha sido cerrada y reabierta en varias ocasiones por distintas razones, decisión que depende de cada dirección; al inicio de la presente administración estatal fue reabierta, luego de que por más de diez años se mantuvo cerrada argumentando motivos de seguridad.
Así se advirtió desde el área de “Vinculación y Difusión” de ese centro, que actualmente dirige Emilio Eduardo Briones Valdez, mismo quien dio la orden de su reapertura.
En cuanto a los portones de acceso, se informó que estos se han atribuido como obra del empresario alemán, Jorge Unna Gerson (1861-1931), “por lo elaborado y detalles de su manufactura, bellamente labrados con algunos elementos amorfos en alto relieve y decorados con herrajes ornamentales con forma de mascarones de leones o quimeras, símbolo de la vigilancia, autoridad y dominio que -como una constante- se integran como ornamentos exteriores de frisos en cantera y en interiores, así como en plafones en yeso y pintura decorativa”.
El edificio presenta ornamentos barrocos, que delinean y enmarcan el acceso principal del zaguán, paso ascensional que a su vez lo corona un plafón renacentista enmarcad por frisos decorados con finos ordenamientos en yeso”.
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La encargada del área de “Vinculación y Difusión” y guía del museo, Magdalena Vigil, refirió también que el inmueble, ubicado hoy en el número 2 de la calle de Villerías, se edificó como “Palacio Martí”, residencia que habitó el matrimonio que formó Ramón Martí Llorent, prominente hacendado de origen catalán, con María Josefa de los Heros Cándano, con quien procreó siete hijos.
El proyecto para la residencia se realizó en España, mismo que posteriormente edificó el ingeniero Enrique Campos, de 1894 a 1897, el arquitecto que la diseñó, del que no se ha tenido referencia dadas las evidencias documentadas hasta ahora, realizó elegante conjunción material y técnica, por la alta calidad de su arquitectura y ornamentos utilizados, símbolo del estatus social de la familia que la habitó”.
Por las características de su obra adoptó las formas tradicionales de hacer arquitectura, derivadas de los modelos clasistas del Siglo XVIII e implementó nuevas composiciones a partir de interpretaciones de creaciones propias, que dieron un marcado eclecticismo o arquitectura porfiriana, una dicotomía producto de la mezcla de composiciones diversas, lo mismo barroco que clásicos renacentistas, así como aquellas otorgadas de exotismo, para erigir un edificio moderno para la época”.
La construcción de la casa culminó en el año de 1897; a la muerte de los señores Martí sus hijos heredaron la propiedad; en el año de 1903, mediante adquisición, el edificio pasó a ser propiedad del gobierno del estado; desde 1982 alberga al Museo Nacional de la Máscara.