En el marco del Día Internacional de la Mujer, la Red de Mujeres Periodistas de San Luis Potosí realizó una encuesta entre sus integrantes con el fin de conocer y exponer cómo se enfrenta la emergencia sanitaria cuando el trabajo en campo muchas veces supone un riesgo, incluso, para la vida. El coronavirus provocó que no tuvieran acceso a la información pública, pero también las afectó en su salud, muchas atraviesan por las secuelas qué les heredó este mal.
76.9 por ciento de las periodistas reportaron que conservaron su empleo sin afectar su salario, pero en el 23.1 por ciento restante se encuadran casos en los que las periodistas perdieron sus empleos, fueron notificadas de cambios a la baja en sus salarios o les fueron atrasados los salarios por colaboraciones realizadas en la modalidad freelance.
60 por ciento afirmó no haber recibido ningún tipo de protección para realizar su trabajo durante la contingencia; quienes recibieron algún tipo de apoyo, sólo recibieron gel antibacterial, cubrebocas y, un porcentaje mínimo, recibió caretas, pese a que las actividades en lugares con alto riesgo de contagio continuaron.
Desde las empresas se les pidió a algunas periodistas continuar laborando en la modalidad de home office, no asistir a eventos masivos, realizar entrevistas telefónicas o hacer guardias semanales; sin embargo, un 73 por ciento de las encuestadas, consideró que realizar su trabajo fue más difícil durante la pandemia, debido a que se dificultó el acceso a las fuentes informativas.
Dicha dificultad reside, acotaron, en parte a que las fuentes informativas también se encontraban en confinamiento, lo que les impidió proporcionar información de manera regular; pero, en otros casos, las fuentes se aprovecharon de esta contingencia sanitaria para ocultar la información.
Algunos otros obstáculos durante el confinamiento son la realización de trabajo en casa pero sin contar con equipo, conexión a internet o pago de servicios por parte de las empresas; además, con el teletrabajo, reportaron, también que se incrementó la carga de trabajo sin que ello implicara un incremento en la percepción salarial.
Entre las encuestadas, un 30.8 por ciento reconoció haber sido víctima de contagio; y únicamente el 75 por ciento cuenta con servicio médico como una de las prestaciones a las que accede en su centro de trabajo.
Quienes se contagiaron de covid-19 mencionaron haber recibido su tratamiento médico en casa; sin embargo, únicamente en el 16 por ciento de los casos, las empresas de medios procuraron el acceso a una prueba para corroborar el contagio. La mayoría tuvo que cubrir los costos de realizarse la prueba o gestionarla por su cuenta.
El 63 por ciento de las periodistas que sufrieron el contagio de Covid-19 reconocen secuelas que persisten actualmente en su salud; por ejemplo, algunas destacan sentirse fatigadas, sufrir caída de pelo, calambres, neumonía, taquicardia, miedo, dolor de ojos, dolor de cabeza, cansancio, falta de memoria, agotamiento, problemas con su sentido del gusto, dificultad para respirar, punzadas en el pecho, dolor constante en la espalda, y pérdida del olfato.
Más allá, el 88.5% de las periodistas que respondieron a la encuesta reconocieron que, independientemente de un posible contagio o un contagio confirmado, la pandemia ha tenido un impacto negativo en su salud física, mental y/o emocional. Algunas señales que identifican al respecto son cansancio, tristeza, mucha incertidumbre sobre el futuro, episodios de ansiedad o sobrecarga de trabajo.
Para ellas, ha sido una temporada de retos porque se ha complicado buscar historias y se han cerrado los canales de información. También denunciaron que algunos medios de comunicación continuaron exigiéndoles trabajo aún enfermas de covid-19, y que se les obligó a acudir a sitios de riesgo.