- El trabajo del hogar es el más ingrato, porque nadie se los agradece y nunca se acaba, no tiene horario ni descanso, afirma el líder espiritual de los potosinos
- Hay que ser más agradecidos con la mujer ante quien “hay que quitarnos el sombrero” y darle todo nuestro amor, respeto y apoyo de todo tipo
Trabajemos en pro de la mujer, para que se le haga justicia y cada vez más se le vaya reconociendo más su trabajo que realiza en cualquier lugar y puesto en el que se desarrolle, ya desde el quehacer de la casa, hay que agradecerle lo que se esfuerza y realiza en el hogar, el trabajo del hogar nunca se acaba, ese trabajo poco o nada se les reconoce, las pobres mujeres nunca salen de la cocina, preparan los alimentos con delicioso sazón y nadie se los valora; lavan los trastes, acaban muy cansadas y hasta con dolor de espalda, ciática y rodillas, muy pocos son los que reconocen su esfuerzo, trabajo y entrega al quehacer del hogar mientras que hasta varices tienen las pobres de estar tanto paradas y sin descanso por varias horas, pues lavan la ropa, unas incluso a mano en el lavadero, bañan a los bebés o niños chiquitos y nadie es bueno para ayudarles. Pobres mujeres del hogar, no tienen horario ni día de descanso ni en su propia casa. Agréguenle a eso que son educadoras y todavía forman en valores morales a los hijos y aparte van al trabajo la gran mayoría de ellas.
Es urgente que revaloremos a la Mujer cada día más, no podemos ser ingratos e injustos con ellas, no es de buenos seres humanos, mucho menos de buenos cristianos actuar así. A veces no somos capaces de agradecerles con un gesto de amor hacia ellas, premiarlas, consentirlas y darles más apoyo moral, espiritual, emocional y económico.
Así lo señaló el Arzobispo de San Luis Potosí, Monseñor Jorge Alberto Cavazos Arizpe, quien enfatizó que gracias a Dios muchas instituciones gubernamentales de los tres niveles de gobierno, municipal, estatal y federal, están velando más por reconocer el trabajo y el esfuerzo invaluable de la mujer, y eso es de agradecer, pues la mujer es cocreadora de Dios, porque es portadora de Vida al ser mamá, y las que no lo son madres de familia, son siempre grandes protagonistas de la historia de la humanidad. Su ejemplo de fortaleza, lucha y perseverancia siempre es de admirar porque no se vencen tan fácilmente ante la adversidad, los conflictos y la enfermedad, pues muchas de ellas aún enfermas siguen trabajando, y las que no son mamás cuidan de sus padres y de sus sobrinos, etc., pero nunca dejan de ser sensibles al amor familiar y de ser fieles al sumo compromiso para cuidar con amor a la familia es también de admirar y reconocer. De verdad pido a Dios que las bendiga siempre.
Enfatizó el jerarca católico: “Hay que ser más agradecidos con la mujer ante quien hay que quitarnos el sombrero y darle todo nuestro amor, respeto y apoyo de todo tipo, no sólo económico, --que nunca debe faltarle-- y hay que seguir esforzándonos porque tengan derecho a la educación, a la salud, a un hogar, al entretenimiento sano, a una vida libre de toda violencia”.
¡Dios las premie, las bendiga siempre y las proteja de todo mal!!. Concluyó el jerarca católico.