Ayer a las 8:00 de la mañana, se recibió el cuerpo del señor Arzobispo, Mons. Arturo Antonio Szymanski Ramírez en la Basílica-Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, donde Seminaristas cargaron el féretro y acudieron a entregarlo a este recinto Mariano, después de velarlo toda la noche del martes en la capilla del Seminario Arquidiocesano Guadalupano Josefino, mejor conocido como Seminario Mayor.
Después que los Seminaristas del Seminario Mayor, lo bajaron de la carroza y lo cargaron en hombros para introducirlo Al Altar mayor de la Basílica de Guadalupe. Posteriormente se celebró la Misa de cuerpo presente, la cual fue celebrada por el Pbro. Gerardo Vaglienty Rivera, Vicario Episcopal de la Arquidiócesis Potosina, en representación del señor Arzobispo, Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero.
El Pbro. Gerardo Vaglienty, quien fue el que recibió el cuerpo y le dio la bendición a las puertas de la Basílica de Guadalupe, indicó que Mons. Szymanski le imprimió un estilo ágil, ligero, dinámico, alegre y entusiasta a nuestra Iglesia Potosina, a través de un nuevo Plan Diocesano de Pastoral.
Señaló que fue un hombre trabajador, activo, le gustaba estar en contacto directo con sus fieles y sacerdotes, seminaristas y amigos, y a todos les inyectaba esa chispa de trabajo continuo y perseverante. Su ministerio estuvo salpicado de buen humor, de anécdotas y grandes proyectos que nutrieron espiritualmente a cada Arquidiócesis a la que servía.
“Sus cualidades eran muchas, pero la que más se le admiró su gran sentido del humor, su trabajo entregado y realizado con gusto, con empeño y alegría. Nunca se le vio triste o deprimido, siempre tenía una palabra de aliento para cada uno de nosotros que lo conocimos, tenía un gran sentido de fraternidad colegial, episcopal y sacerdotal”.
Mons. Joaquín Antonio Peñalosa Santillán, QEPD, le llamó el Obispo y Apóstol de las carreteras. Y es que al recorrer las carreteras para visitar municipios, pueblos, ranchitos, comunidades, inyectaba su alegría, bondad y buen humor.
El Vicario General de la Arquidiócesis Potosino dijo a los ahí reunidos a quienes notó muy tristes: “No hay que estar tristes por las personas que van al cielo, él mismo me lo dijo que no estaba triste cuando murió su Mamá, pues estaba cierto que ya estaba en el Cielo con Dios”.
El Padre Vaglienty, recordó que un día Mons. Szymanski dijo: “Perdónenme si algún día ven en mí fallas, errores, defectos, equivocaciones, ustedes deben saber que no soy un ángel, soy una persona, y como ser humano que me hizo Dios, tengo errores, fallas, debilidades, pero me refugio en la oración para que Dios me transforme día a día, y me haga sabio, prudente y sobre todo un buen pastor, para pastorear a mi Iglesia potosina, a la que tanto amo”.
Pidamos a dios que le tome en cuenta todo lo bueno que fue con nosotros y su gran disposición para entregar al Señor en cuerpo y alma.
DESCANSE EN PAZ MONS. ARTURO ANTONIO SZYMANSKI RAMÍREZ