- Durante la Celebración de la Palabra, se pidió por aquellos que sufren el hambre, la guerra, las injusticias, el dolor de perder a alguien debido a la violencia y a la inseguridad, la enfermedad, la pobreza, el desempleo y por todos aquellos que luchan por sobrevivir día a día ante tantas adversidades
El Arzobispo de San Luis Potosí, Monseñor Jorge Alberto Cavazos Arizpe, presidió la conmemoración de la Pasión del Señor, la cual estuvo conformada de tres partes; Liturgia de la Palabra, Adoración de la Cruz y la Sagrada Comunión.
Dicha celebración que se tornó por demás solemne, fue presidida por el jerarca católico, quien pidió por los gobernantes, los Jefes de Estado y todos los responsables de los asuntos públicos, para que Dios les inspire decisiones que promuevan el bien común, en un ambiente de paz duradera y libertad religiosa, buscando un auténtico progreso social.
En las peticiones el pueblo de Dios elevó sus oraciones por todos aquellos que padecen el hambre, la guerra,las injusticias, el dolor de perder a alguien debido a la violencia y la inseguridad, la enfermedad, la pobreza, el desempleo y por todos aquellos que luchan día a día por sobrevivir ante tantas adversidades.
“La Cruz es signo de vida y esperanza, la vivimos, la sufrimos, pero debemos tener la firme esperanza que nos hará resucitar a una vida nueva. Cargar la Cruz como la cargó Cristo duele, pero Él la convirtió en causa de salvación eterna, por eso si predicamos un Cristo sin cruz somos mundanos. No tengamos miedo de llevar la cruz, ésta nos salva, nos purifica, nos limpia, nos transforma”.
Afirmó el jerarca católico: “Jesús es consuelo de los afligidos y fortaleza de los que sufren, pero seamos nosotros quienes veamos en el rostro de nuestros hermanos que sufren a Cristo mismo, pues no es sólo quedarnos en el sentimentalismo, sino ir más allá, haciendo vida nuestra fe, viviendo la práctica del Evangelio”.
Durante la Liturgia de la Palabra pidió por los que se encuentran en alguna tribulación, para que Dios libre al mundo de todas sus miserias, dé salud a los enfermos y pan a los que tienen hambre, libere a los encarcelados y haga justicia a los oprimidos, conceda seguridad a los que viajan, un pronto retorno a los que se encuentran lejos del hogar y la vida eterna a los moribundos”.
La Asamblea ahí reunida no se olvidó de pedir por la Iglesia Católica Universal, por el Santo Padre, Francisco, por los Obispos y Sacerdotes y por todo el pueblo de Dios y sus ministros para que nos hagan progresar en la fe.
También se pidió por los catecúmenos, la unidad de los cristianos, los judíos, por los que no creen en Cristo y en Dios.
Indicó el pastor católico: “Todos en algún momento de nuestra vida hemos sufrido decepciones, traiciones, enfermedades, pobreza, angustias, sufrimientos, duelos, pérdidas y dolores de toda índole, sin embargo hemos de seguir el ejemplo de Jesús que fue el guerrero que luchó hasta la muerte, y venció a la muerte con su Resurrección, a pesar de haber sido humillado, envidiado, azotado, escupido, torturado y crucificado”.
El pueblo con sumo fervor y evidente respeto, adoró la Cruz de Cristo bendito, viéndolo con profundo amor, pues el Redentor murió por cada uno de nosotros.