/ martes 29 de mayo de 2018

Monseñor Arturo Antonio Szymanski, deja un invaluable legado espiritual y moral

Sin duda, un Arzobispo lleno de profunda fe, alentada esperanza y vivificante caridad, que siempre se ha caracterizado por su evidente celo apostólico, su gran sabiduría y prudencia para actuar en todo lugar y momento, dejando evidenciar su gran cercanía con nuestro Padre Dios a través de la oración.

Un Arzobispo, que al igual que Su Santidad Juan Pablo II, se ha caracterizado por ser muy Eucarístico y Mariano, pues siempre aconsejaba que deberíamos frecuentar los Sacramentos de la Penitencia y Comunión, y en el rezo del Rosario, la "Oración Mariana por excelencia" que nos lleva a un auténtico encuentro con Cristo a través de María, Madre de Dios.

Mons. Szymanski murió a los 96 años de edad, quien nació el 17 de enero de 1922 es autor de los ejemplares: "¿Has Encontrado tu Salmo?", "Ecología Sexual", "Ideario de Santidad Sacerdotal", "Ideario de Santidad para Jóvenes", "Ideario de Santidad para los Esposos" e "Ideario de Santidad para la Vida Religiosa".

Un hombre siempre iluminado por el Espíritu Santo, que siempre estuvo dispuesto a defender con valentía la vida desde su concepción hasta la muerte natural; fue evidente su lucha incansable por acabar --por todos los medios que le fuera posible-- con lo que se ha denominado la absurda "Cultura de la muerte".

Fue un incansable defensor de la fe, siempre ha estado en contra de todo tipo de violencia, sea verbal, sea física o emocional. Se caracterizó por promover la Teología del Encuentro.

Se preocupó y ocupó por promover la vida a través de sus escritos y por medio de sus elocuentes y sabias homilías que siempre escuchan con gran atención sus fieles, a quienes envuelve con sus palabras evangélicas llenas de amor a Dios en cada Misa que presidía.

Monseñor Szymanski nos exhortaba a defender nuestra fe con firmeza y valentía, sin miedo al qué dirán y quería que se conociera más nuestra fe, que se difundiera y se profundizara cada vez más en ella, para que se amara y se valorara, por eso deseaba que estuviéramos evangelizados, catequizados, preparados en la fe para después evangelizar a nuestros hermanos que no conocen a Cristo, o que no logran practicar con obras su fe católica.

La sola presencia de monseñor Szymanski inspira ternura, bondad.

Los periodistas lo respetamos y lo apreciamos, por lo que debemos sentir la bendición de Dios por haber contado con su amistad. Dios le conceda lo mejor del cielo y de la tierra y lo siga fortaleciendo en su Ministerio Episcopal.

Sin duda, un Arzobispo lleno de profunda fe, alentada esperanza y vivificante caridad, que siempre se ha caracterizado por su evidente celo apostólico, su gran sabiduría y prudencia para actuar en todo lugar y momento, dejando evidenciar su gran cercanía con nuestro Padre Dios a través de la oración.

Un Arzobispo, que al igual que Su Santidad Juan Pablo II, se ha caracterizado por ser muy Eucarístico y Mariano, pues siempre aconsejaba que deberíamos frecuentar los Sacramentos de la Penitencia y Comunión, y en el rezo del Rosario, la "Oración Mariana por excelencia" que nos lleva a un auténtico encuentro con Cristo a través de María, Madre de Dios.

Mons. Szymanski murió a los 96 años de edad, quien nació el 17 de enero de 1922 es autor de los ejemplares: "¿Has Encontrado tu Salmo?", "Ecología Sexual", "Ideario de Santidad Sacerdotal", "Ideario de Santidad para Jóvenes", "Ideario de Santidad para los Esposos" e "Ideario de Santidad para la Vida Religiosa".

Un hombre siempre iluminado por el Espíritu Santo, que siempre estuvo dispuesto a defender con valentía la vida desde su concepción hasta la muerte natural; fue evidente su lucha incansable por acabar --por todos los medios que le fuera posible-- con lo que se ha denominado la absurda "Cultura de la muerte".

Fue un incansable defensor de la fe, siempre ha estado en contra de todo tipo de violencia, sea verbal, sea física o emocional. Se caracterizó por promover la Teología del Encuentro.

Se preocupó y ocupó por promover la vida a través de sus escritos y por medio de sus elocuentes y sabias homilías que siempre escuchan con gran atención sus fieles, a quienes envuelve con sus palabras evangélicas llenas de amor a Dios en cada Misa que presidía.

Monseñor Szymanski nos exhortaba a defender nuestra fe con firmeza y valentía, sin miedo al qué dirán y quería que se conociera más nuestra fe, que se difundiera y se profundizara cada vez más en ella, para que se amara y se valorara, por eso deseaba que estuviéramos evangelizados, catequizados, preparados en la fe para después evangelizar a nuestros hermanos que no conocen a Cristo, o que no logran practicar con obras su fe católica.

La sola presencia de monseñor Szymanski inspira ternura, bondad.

Los periodistas lo respetamos y lo apreciamos, por lo que debemos sentir la bendición de Dios por haber contado con su amistad. Dios le conceda lo mejor del cielo y de la tierra y lo siga fortaleciendo en su Ministerio Episcopal.

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