Vecinos unidos de los alrededores de la Casa Hogar del Migrante, manifestaron a El Sol de San Luis su molestia y sobre todo la preocupación por la insostenible inseguridad en que viven, tanto ellos como los cientos de migrantes que a diario invaden calles, banquetas, estacionamientos e incluso entradas a los hogares,

en entrevista, condenaron el hecho de que la Casa Hogar no de alojamiento a la totalidad de migrantes que llegan día a día, exponiéndolos a ellos como a los vecinos a sinfín de situaciones de inseguridad; cuentan que por voz de los propios migrantes se han enterado de que hay un grupo de personas oriundas de los países vecinos del sur, que se han organizado y asentado en la entidad, habitando lotes baldíos aledaños, diariamente pasan a hacer el cobro de uso de suelo de las banquetas donde descansan, de las calles por donde caminan y sobre todo de donde hacen sus necesidades, se trata dicen de pandilleros locales y de delincuentes de sus propios países.

"Migrantes dicen que se trata de integrantes de la Mara Salvatrucha, nosotros no estamos seguros pero se cometen delitos graves, hace alrededor de un mes, asesinaron a uno de ellos y lo incineraron en un lote baldío donde ellos habitan cerca de la avenida 20 de Noviembre, después de medio calcinarlo fueron y lo arrojaron a las vías".

Por su parte, también los vecinos sufren de migrantes "mañosos, irrespetuosos y posibles delincuentes", ya que algunas de las mujeres que habitan por los alrededores han sido víctimas de acoso y lo más grave aún, es que en al menos cinco ocasiones distintas, los migrantes han intentado abusar sexualmente de madres de familia y jovencitas que afortunadamente pudieron evitarlo.

"Mi esposa fue una de ellas, venía de dejar a mi hijo de la escuela, antes de cruzar las vías fue jaloneada por un migrante hacia un despoblado, gracias a Dios que pudo zafarse", comentó uno de los vecinos reunidos para exponer su queja, mientras que una joven narró como fue perseguida por un migrante cuando salió a la tiendita.

"Yo salí a tienda y de repente sentí que alguien quiso tocarme, me gire y vi que el iba muy cerca de mi, camine más rápido y él también, comencé a correr y el apresuró el paso hacia mi, vivo cerca y alcance a llegar a mi casa, tuve mucho miedo, no puede uno salir sola".

Otro vecino de mayor edad comentó que incluso su esposa ha sido víctima de jalones y malas palabras de migrantes, molesto, recriminó que elementos de seguridad se vean impedidos a actuar en contra de ellos, bajo el argumento de que no se les puede tocar porque violarían sus derechos humanos al no haber un delito consumado.

Añadió que los migrantes invaden las entradas a sus viviendas lo que dificulta el libre acceso y movilidad, lo peor es que se molestan cuando se les pide que se muevan de lugar, "se enojan y se ponen a decir de cosas, uno les contesta pero no podemos hacer más, la mayoría son muy agresivos y hay el riesgo latente de que lleguemos a los golpes o peor aún, de un asesinato, ellos qué, ellos se van, a ellos se les respetan sus derechos humanos, nosotros nos quedamos con el problema, como si nosotros no tuviéramos derechos humanos también".

Los más de 20 vecinos coincidieron en que esta situación se resolvería si la Casa del Migrante los alojara pero de manera gratuita, "muchos no quieren entrar porque deben pagar por estar dentro y deben pagar cuando están afuera".

En su queja narraron que según versiones de los migrantes por bañarse en la Casa del Migrante les cobran 15 pesos, por dormir en una cama 10 pesos, para hacer sus necesidades 5 pesos y por estar al interior en cualquier espacio 10 pesos al día.

Otra situación que denunciaron fue que a pesar de los donativos que en especie recibe Cáritas de manera continua, a los migrantes se les da poco y eso les obliga a pedir ropa, comida, calzado y cobijas a los vecinos.

"Tienen mucha ropa aventada, en desorden total, los encargados en cuanto les llega la ropa u otras cosas escogen lo de mejor calidad y dejan el resto para la venta, es un negocio para los que están ahí primero escogen ellos lo mejor".

En su desesperación por lo que continuamente viven, los vecinos suplican la intervención del gobierno del estado y de la Arquidiócesis para que en la Casa del Migrante y Cáritas haya una mejor organización y pueda darse alojamiento a todos los migrantes y que además se les de el apoyo con ropa y calzado, esto además de la vigilancia permanente y efectiva por parte de la autoridad autoridad competente.

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