Entre el olvido y un ambiente que ha perdido su esencia boyante , después de casi tres décadas de comercio el Mercado San Luis 400 parece quedar a la deriva. Cientos de locales en total abandono que exhiben un ambiente insalubre y peligroso, son el espacio que ahora conforma esta área comercial.
Construido en el año 1992 e inaugurado en el año de 1993, y que lleva por nombre “San Luis 400” en honor al aniversario de la ciudad en aquél entonces, esta área mercantil fue creada con la finalidad de brindar espacio al comercio formal e informal de la capital potosina, proyecto impulsado por el entonces ingeniero y gobernador Gonzalo Martínez Corbalá.
Su arquitectura se distingue por estar conformada por una planta totalmente circular, cuatro entradas, la principal sobre la calle Coronel Romero y un centro con techo despejado, estructura la cual a la par de los años, el descuido y la falta de mantenimiento han ocasionado el detrimento de su aspecto.
Atrás quedaron los tiempos prósperos de comercio, hoy más de 800 locales se encuentran inactivos y entre ellos sólo los comedores, florerías, tiendas de regalo, ropa y fruterías sobreviven y mantienen el movimiento económico de este espacio, a pesar de ser uno de los mercados más grandes de la capital.
Sus muros y portones están repletos de grafitis, sus pasillos lucen insalubres a pesar de que hay destellos de vida mercantil en alguno que otro de los pequeños metros cuadrados que conforman estas veredas comerciales. Sin embargo, la asistencia es casi nula, los pocos locatarios que hay manejan poca mercancía, y las fondas de comida son las que mantienen ese ambiente vivaz en el mercado.
Visitantes mencionan que el aspecto de este recinto mercantil repele un poco a los compradores, pues pasear por los pasillos oscuros, sin vigilancia y la carencia de limpieza en ocasiones impide que puedan pasear seguros por este lugar.
“Lo único que se mantiene vivo es el área de comida, no hay mucha gente, la mayoría son residentes cercanos y vecinos los que vienen a comer a este mercado. Pero hasta para poder llegar a esta zona se tienen que recorrer varios metros entre largos pasillos solos, da miedo y da temor porque los pasillos son muy largos y circulares entonces no se ve hasta dónde llegan, sólo hasta que los recorres por completo. Ojalá le puedan dar mantenimiento porque si da un aspecto inseguro”, refirió Alberto Zúñiga, asiduo asistente del mercado.
De igual manera los locales abandonados le restan brillo a este sitio, los baños no están en óptimas condiciones a pesar de que algunos de los locatarios se preocupan por el mantenimiento y limpieza de los mismos, la higiene no es la idónea y muchos de los locales que permanecen aún vigentes se encuentran en algunos rincones de difícil acceso.
Aunque su estructura es sólida, ya luce oxidada por el pasar de los años, los comercios abandonados se han convertido en bodegas y espacios de recolección de basura, incluso en vivienda de algunos indigentes.
Algunas personas de la tercera edad como Mario Alcántara de 60 años, recuerda aún el “boom” que fue este sitio mercantil, puesto que fue construido también para disminuir el ambulantaje del Centro Histórico en la década de los años 90's, “Al inicio de su fundación hasta las rutas de transporte público fueron modificadas, como la ruta 10 perimetral que de manera obligada tenía que hacer parada en el mercado. Con el tiempo sólo persisten algunos locales, como los de ropa que se encuentran a las afueras de este sitio, pero la mayoría de ellos cerró o los abandonaron. Los que venimos aquí es para comprar el mandado de la semana y porque nos queda cerca de nuestra casa, ya desde hace muchos años dejó de ser un punto focal de comercio”, señaló.
Locatarios de igual forma se dicen preocupados por el nivel de abandono en que tienen la estructura de este lugar y mencionan que es de urgencia su mantenimiento, “tanto el drenaje que a veces colapsa, la ausencia de un personal para la limpieza y la falta de alumbrado en los pasillos no le da un buen aspecto al mercado. Somos un poco más de 100 locatarios los que seguimos vigentes, los más importantes son los que se dedican al comercio de abarrotes, verduras y comida, pero son cientos de metros cuadrados vacíos y en completo desorden, ojalá las autoridades puedan venir y echarnos una mano”, comentó don Francisco, vendedor de artículos de ropa y juguetes en el perímetro central del comedor del mercado.
El bullicio y el movimiento económico que distingue a un mercado se ha desdibujado de este lugar, muchas personas temen entrar, el desorden lamentablemente es evidente y ni qué decir de los largos y oscuros pasillos que rodean su estructura. El ambiente enérgico sólo proviene de su punto central, donde se encuentran aún algunos locatarios que sobrevivieron al olvido, al descuido y por supuesto a la crisis pandémica. No hay siquiera cargadores que reafirmen el término de la mercancía, su estacionamiento está casi vacío y en su mayoría es utilizado por personas que ni siquiera entran al mercado. El Mercado San Luis 400 es el ejemplo de que la bonanza de hace décadas a terminado.
Leer más de El Sol de San Luis