Me encanta ser elotera: Mayra

Por la pandemia, sólo vende el 60% de su mercancía, lo que más le piden son los preparados ¡hasta con receta secreta!

Alejandra Ruiz| El Sol de San Luis

  · martes 17 de noviembre de 2020

Alejandra Ruiz| El Sol de San Luis

“¿Duro o tierno, con crema o mayonesa, con chile del que pica o del que no pica?”, son las preguntas que le dan la bienvenida a la clientela de Mayra Alejandra Morín Vargas, quien desde hace más de 50 años, ella y su familia se dedican al maravilloso oficio de la elotería y donde detrás de cada rico elote bien preparado, hay toda una historia de trabajo, la cual comparte en exclusiva para El Sol de San Luis.

Hace casi cinco décadas la calle Manuel Mier y Terán sería testigo del empeño y labor de Isaura Vargas, -madre de Mayra-, quien comenzaría el negocio de la venta de elotes preparados, por necesidad y con unas inmensas ganas de trabajar.

Alejandra Ruiz| El Sol de San Luis

Después de casi veinte años como comerciante semifija, sería reubicada en la calle Miguel Hidalgo en el corazón del Centro Histórico de la ciudad, donde su primogénita aprendería el oficio y seguiría sus pasos, para también convertirse en una orgullosa elotera.

Hoy el humo denso que se asoma del anafre donde asa sus elotes, es el mismo que rodea a Mayra y le hace recordar, lo complejo y sublime que es ser comerciante en las calles del Centro. Los fríos, las lluvias, la soledad, la compañía y las experiencias ganadas en el oficio, esas, que atestiguan el esfuerzo que le ha conllevado a su familia el poder ofrecerle a la clientela un platillo rico en sabor y calidad, son las vivencias que guarda en su memoria.

Desde hace ya bastantes años su rutina de trabajo es la misma. Todo comienza en punto de las 6 de la mañana, cuando Mayra se alista para trasladarse a la Central de Abastos y comprar el elote más “tiernito” que pueda conseguir, pues dice, si se llega tarde no se alcanza “merca de la buena”.

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Una hora después, una olla con más de 30 litros de agua precalentada ya la espera en su hogar, en donde sus manos reflejan la experticia que le ha dejado su labor, pues con una agilidad que impresiona a cualquiera, se pone a pelar cada elote que ha comprado hasta dejarlo limpio y listo para poner a cocer.

Mientras hierve cada mazorca, ella limpia concienzudamente su puesto de aluminio. Lo desinfecta hasta que quede listo para trasladarlo a empujones hasta la esquina donde vende sus elotes.

“Tenemos que elegir el elote de mejor calidad, porque nuestra clientela es muy especial. Lavamos todo como es debido, desde el puesto hasta las más diminuta herramienta. Preparamos los botes con la crema, la mayonesa, cortamos el limón, rellenamos la sal, rallamos el queso y, picamos y preparamos la base del “esquite”.

“Ya que todo está listo llegamos en punto de las 10 de la mañana a nuestro sitio de venta regular, en la calle Hidalgo y desde que nos instalamos ya hay clientela que espera ser atendida”.

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Mayra no tiene turno, según la cantidad de elotes que venda es a la hora que se retira. Comúnmente en otros años, por la tarde, sus elotes enteros o en vaso ya habrían escaseado, pero con la presente pandemia provocada por el Covid-19, ahora puede durar hasta más de 12 horas ofreciendo su producto. Actualmente “Deliciosos Elotes Hidalgo”, sólo llega a vender el 60 por ciento de su mercancía.

“Ahorita está floja la venta, así que llegamos más temprano y nos vamos pasadas las nueve de la noche, nos alargamos un poco más en nuestro horario para tener la oportunidad de vender otros tantos”.

Y sí, vender en estos momentos de crisis ha sido complejo para la familia Vargas, sin embargo, su sabor único y buen sazón distinguen a este memorable puesto de elotes, y afortunadamente la clientela que acude -en su mayoría- son compradores de toda la vida.

“Muchos nos dicen que en otros lados no saben igual, yo les creo. Nos tomamos el tiempo suficiente para hervir cada elote, para asarlo sin que se tueste demasiado, o, prepararlo de manera especial para que el comprador vuelva con nosotras”, señala Mayra.

Actualmente el “Esquite” es lo más vendido en su puesto, el cual preparan de manera concienzuda y casi incógnita, pues Mayra refiere que “contiene algunos ingredientes secretos”.

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“La preparación varía en todo, en nuestro puestecito lo que más “se mueve” son los preparados como el esquite, las conchitas y las papitas con elote, queso y salsa. En cuanto al esquite es toda una preparación que mi madre nos enseñó desde hace algunos años, cuando se puso de moda venderlo. Solo diré que la clave está en el chile y la mantequilla, por eso a la clientela le encanta el nuestro”.

Los precios y presentaciones varían, es todo un mercado de gustos su puesto de elotes. La preparación es al placer del cliente, pues hay desde paladares muy delicados hasta los más exigentes. El elote va desde los 20 a 30 pesos según la presentación y tamaño al igual que el esquite, las conchitas pueden llegar a costar 40 y son preparadas con fritura de maíz, elote, queso, mayonesa y pasta de chile.

Todo lo que prepara Mayra contiene buen sazón y la preferencia de quien la visita, es el fiel ejemplo de ello.

“Me encanta ser elotera, ser comerciante en la calle es otra experiencia. Se sufre, pero también se gana. Lo más bello es poder hacer amigos y que la clientela te reconozca. Mi oficio es bello y me ha dejado en su mayoría grandes experiencias. Toda la vida trabajando en esta calle y cuántas historias nos rodean”.

Mayra quien es madre de tres hijos, se siente orgullosa que a través de este oficio ha sabido mantener y sacar adelante a su familia, pero sobre todo se siente feliz de haber aprendido a ser elotera con el gran ejemplo de su madre, donde el “pásele güerita” enmarca toda una historia en el trabajo de la cocina que han realizado las mujeres de su familia.

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