En la actualidad, dentro de una empresa no son los “millennials” los únicos que deben entender y adaptarse a un sistema o estructura ya establecido, sino que los líderes de la “vieja escuela” son quienes también deben dar apertura, ser empáticos, más flexibles y tolerantes a los cambios en sus procesos, para de estar forma dar paso a la evolución en sus organizaciones.
Así lo manifestó Roberto Vega, socio fundador de la empresa “VS Talento y Desempeño S.C.”, quien participó dentro del Congreso Internacional de Gestores del Capital Humano, impartiendo la conferencia “El rol del líder en tiempos de millennials y organizaciones digitales”.
Indicó que por lo general todas las empresas ya tienen un rumbo definido de a dónde quieren llegar, pero los que les hace falta es “acoplarlo” a un leguaje más coloquial dirigido a los millennials.
Reconoció que la vieja escuela suele ser más “acartonada” en cuanto a los procesos que ya están fijados, y cree que todo mundo va a poder “ajustarse” a esa situación; pero cuando la estructura de una organización es muy rígida y burocrática, los nuevos talentos de generaciones más jóvenes pueden llegar a sentir que su capacidad no es aprovechada y valorada como debería ser.
“Se trata de generar nuevas ideas para poder mejorar, simplificar y ahorrar energía, la organización lo que busca es optimizar los recursos, maximizar las utilidades y minimizar los costos, el millennial tiene la capacidad suficiente de hacerlo pero siempre y cuando le haga sentido, si no le hace sentido simplemente se va a aburrir y no lo va a hacer”, expresó.
Sin embargo dijo que un “defecto” que tienen los millennials es que son muy desesperados, pues quieren hacerlo todo al momento y que haya resultados al instante, cuando es evidente que todo conlleva un proceso y un determinado tiempo de espera.
Ahí es donde las generaciones más grandes o “antiguas” deben intervenir, mostrar a los jóvenes el conocimiento y la experiencia que han adquirido, pero sobre todo marcarles un rumbo, definir muy bien la estrategia y ver cuáles van a ser los pasos para llegar a determinado momento u objetivo.
“Lo que es cierto es que la vieja guardia es poco flexible y poco tolerante a cambiar los procesos, y el millennial es poco tolerante a aceptar esos procesos, ahí viene el problema; pero si le estableces bien el camino y le dices qué, cómo y quién, con nombre y apellido, se soluciona el problema, porque ya no hay incertidumbre. Lo que le choca a los millennials es la incertidumbre, entonces hay que darles certeza y al dárselas vamos a tener un resultado distinto”, añadió.
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