Cargando unas tinas de plástico en las que carga bolsitas de nopales, quesos, algunos dulces y otras mercancías simples, “El Pajarito” recorre las calles de la ciudad.
Su nombre es Carmen Banda Martínez, a sus 78 años su mente es lúcida, llena de recuerdos y anécdotas que comparte con entusiasmo con toda aquella persona que esté dispuesto a escucharlo.
Recuerda haber nacido en la casa marcada con el número 150 de la calle de Hidalgo, “Ahí nací en 1940, luego la vida me llevó por muchas partes”.
Cuenta que en 1959 se fue de mojado a los Estados Unidos en busca de trabajo y menciona haber estado en Galveston, y para demostrar sus dichos, con su ojos de un tono claro marcados con el aura senil, desabotona su camisa para sacar un archivo de fotos que lo acompaña”.
Es un grupo de personas entre los que señala uno de algunos 20 años y dice: “este soy yo”.
Comenta que no duró mucho tiempo porque no le gustó: “me regresé pronto porque allá hay mucha afición a la cerveza y la mariguana. Pero yo no soy de hacerle a esas cosas. Extrañaba además mi tierra y mejor me vine para acá”.
Cuenta haber sido incorporado al ejército en el sur de Nuevo León cuando se dio una revuelta, sin saber porqué o para qué y luego los dieron francos.
“Conozco muchos oficios, también cuidé en un tiempo gallos de pelea de personas muy conocidas, sé hacer de todo, pero ahora tengo una nopalera. Ya no tengo chivas, porque ya por la edad ya no las podía cuidar y ahora mejor me dedico a esto”.
Luego, sin mirar reloj, ni preguntar la hora, apresuradamente recoge sus tinas y una bolsa de red de plástico y exclama, “ya me voy porque me dejan” y sale apresuradamente de la fonda donde fue el lugar del encuentro.
Es “El Pajarito”, un personaje conocido y apreciado en la ciudad.
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