Como un personaje de ensueño, Masky Baronissa vive una fantasía sacada de películas o resonadas novelas gráficas. A sus 27 años de edad, lleva la caracterización de personajes que provienen de libros, videojuegos, ánimes, y hasta series de dibujos animados, a un nivel de profesionalismo indescriptible, pues su mímesis con estas figuras de acción, o drama japonés, la han hecho una de las cosplayers más reconocidas de la Capital.
Ser cosplay, según refiere Masky, es el disfrazarse y caracterizarse de cualquier personaje que te agrade, “cosplay proviene de las palabras costume que es disfraz y play que es jugar”. Esta divertida actividad la realiza desde hace 10 años y surgió debido al fuerte interés que tenía en asistir a convenciones de cómics, “es una historia graciosa, que inicié porque quería gastar menos en la entrada a las convenciones, esto porque siempre sale un poco más barato el costo, si una iba caracterizada”, refirió.
Ahora sin predecirlo, este tipo de arte performático se ha convertido en un estilo de vida para ella, comenzó como un hobby y, ahora es invitada especial en varios eventos y convenciones.
Cada personaje lo recrea desde cero, comenzando por la caracterización facial, donde un maquillaje a veces cargado por el tipo de personaje que le requiera elaborar, desdibuja su rostro para emular a grandes personajes, posteriormente si lo requiere, pone tocados sobre su cabello, o partes de un disfraz que le dan el toque especial para convertirse en la figura que idolatra. Dos horas le requiere cada transformación.
Su atuendo puede variar. Con sus delicadas manos elabora cada vestimenta, a las que le pone gran empeño y paciencia, porque coser e hilvanar su vestuario para ella es todo un un trabajo profesional, “yo elaboro la mayoría de mis cosplays. En algunas cosas que todavía no domino, mi mamá me apoya y me explica para poder realizarlo. Para hacer el atuendo puede variar en cuanto a lo complicado del personaje, pero para alistarme y asistir a un evento me suele llevar bastante tiempo. Pero bueno, es parte de esto”.
Para Masky poder desarrollar su lado creativo le ha traído grandes experiencias de vida, “existen muchas cosas que me agradan de ser una cosplay, la primera sería lo bien que me siento al recrear un personaje diferente a mí, desde cero. La otra es el ver cómo la gente se emociona al conocer un personaje que quieren y aprecian”.
Y parte de estos personajes que la han hecho tan querida por las y los amantes del cómic, del cine y la narrativa japonesa, por mencionar algunos son Bellatrix de Harry Potter, “la gente reaccionaba como si realmente fuera el personaje. También les encanta el Conejo Blanco de Alicia en el País de las Maravillas, toda esta caracterización fue un diseño que fue creada por mí para poder personificarlo”.
Y sin duda es impactante el verla transformada, ya no es ella, es el personaje. Pareciera que a lo lejos se le oye gritar “Ay dios, ay dios, voy a llegar tarde”; donde a la distancia se vislumbra que lleva entre sus manos un reloj gigantesco que cuenta los minutos del día. Su rostro ya no es suyo, es el del conejo que cuenta el tiempo y vive a prisa, el que llevará a Alicia, a explorar otra perspectiva de la vida, una fantasía escrita que parece salida de cada hoja impresa de este cuento, donde seguramente el mismísimo Lewis Carrol estaría fascinado.
Las personas interactúan con ella de manera diferente, tal vez por el impresionante parecido a sus personajes, “ algunas veces actúan emocionados pues ven a su personaje favorito, otras veces sólo se me quedan viendo impresionados y dicen nada. La mayoría de los casos me piden que sí se pueden tomar una foto conmigo y me dicen con voz emocionada !gracias!. Pero otros también buscan la burla y el querer sobrepasarse.
Masky, prefiere dejar la historia de la mujer que hay detrás de los personajes, como una heroína que oculta su identidad detrás de antifaz, refiere sentirse más cómoda de esta manera, pues no le gusta combinar su vida personal y profesional con esta actividad. Aunque su rostro de muñeca es muy peculiar, así que seguramente muchas personas la reconocerán.
Y es que en este mundo ilusorio del cosplay, es necesario mantener la fantasía y el mundo idílico de los personajes, donde por último masky refiere que “el cosplay es muy divertido y te hace sentir muy especial, no importa si no saben bien cómo hacerlos, o si les da pena la idea, es cuestión de probar para ver si te gusta y si no te agrada pues por lo menos puedes decir que lo intentaste”.