El mercado Miguel Hidalgo está repleto de historias, en él, convergen infinidad de familias que gracias al trabajo honesto y bien dedicado han sacado a flote cada uno de sus negocios.
Como es el caso de una de las primeras cremerías de la entidad, la cual lleva por nombre “La Holandesa” y que desde hace 75 años continúa comercializando lácteos en el epicentro de esta zona comercial.
María de Jesús Montante Salazar de 74 años de edad, contadora pública de profesión, ha dedicado su vida entera en preservar el legado de sus padres quienes comenzaron con este tradicional negocio hace ya casi 80 años.
Con su mandil a cuadros bien puesto y con una actitud generosa que porta de pies a cabeza, espera paciente detrás de las vitrinas de su negocio familiar, para atender a la clientela que con gusto visita su local para adquirir algún producto lácteo, pero sobre todo los litros de crema que comercializa.
La historia de esta cremería, según lo indica María de Jesús, inicia con la motivación de sus progenitores, quienes ávidos de sacar a toda su familia adelante y el deseo de brindarles una educación formal a cada uno de sus hijos, buscaron una manera rentable de iniciar un negocio familiar. “Mis padres comenzaron desde mucho antes que se construyera el mercado Miguel Hidalgo. Como mi papá ya tenía años vendiendo en la explanada, él fue el encargado de distribuir los comercios dedicados al rubro de la comercialización de lácteos. Así fue como todos los locatarios pudieron obtener un espacio dentro de este recinto mercantil”.
Don Jesús Montante, padre de María, no precisamente se dedicaba a la producción de alimentos proteínicos, sino que su oficio de ferrocarrilero lo llevó a conocer a doña Josefina Salazar, quien junto a su familia se dedicaban a este rubro comercial. Así fue como unieron sus oficios y amor para iniciar su gran proyecto de vida.
“Mi papá le puso a mi mamá este negocio. Él trabajaba en las mañanas en el ferrocarril, mientras mi madre se ocupaba del local, por las tardes juntos atendían a la clientela”.
“Al principio sólo vendíamos litros de crema, para después vender quesos y todo tipo de lácteos. Los quesos que más vendemos en el mercado son el molido, ranchero, de vaca y de cabra. Los litros de crema como los demás productos los traemos de diferentes productores originarios de Matehuala, Aguascalientes y la capital”.
En este tradicional comercio es incontable la cantidad de productos que pueden llegar a comercializar, pues María insiste en que, a diferentes horas del día fluctúa la clientela, y hay desde quien va y se surte para toda la semana, como quien se acerca por 100 o 200 gramos de queso para preparar una “tortita” mientras trabaja. Pero en total al día se puede llegar a vender aproximadamente unos 40 kilos en mercancía láctea.
El COVID 19, UNA COYUNTURA MOTIVANTE
Para María sacar adelante el negocio de su familia y continuar presente en él, a pesar de la situación sanitaria que aqueja al mundo, al país y la entidad, le ha requerido hacerle frente a este problema pandémico que ha mermado de a poco las ventas y ha detenido por momentos su economía personal.
“Cuando inició este problema de salud pública, los comerciantes nos enfrentamos a muchos retos, el principal la falta de clientela. Pero ahora que estamos en semáforo naranja, la gente se ha animado a salir un poco más. Nuestra clientela ha regresado y eso nos motiva para seguir viniendo”, indicó María.
Esta valiente comerciante asistió a su local hasta donde su salud y autocuidado se lo permitió. De manera rutinaria, todos los días a primera hora se encontraba María sentada en su cremería, al pendiente de cualquier venta que pudiese hacer y sin perder la fe en que todo mejoraría a pesar de la epidemia por Covid-19.
Por ser persona de la tercera edad se le solicitó no abrir su negocio, pero sus nietos la mantuvieron fuerte y con su apoyo incondicional no dejaron caer su patrimonio.
“Mis nietos me hicieron el favor de estar al pendiente y al tanto del local. Ahora que ya puedo venir , ya estoy aquí feliz de esperar al cliente”, señaló con alegría.
EL AMOR A UN OFICIO, HERENCIA DE GRANDES OPORTUNIDADES
María se encuentra entusiasmada de mantener presente y viva la herencia de un negocio que sus padres trabajaron y construyeron con mucho esfuerzo. Gracias a esta cremería, pudieron darle carreras profesionales a sus 4 hermanos, quienes actualmente se desenvuelven en la contaduría, ingeniería y enfermería.
De igual manera María tiene dos hijos, un abogado y un arquitecto, a quienes pudo sacar adelante gracias a su profesión y amor infinito a la cremería familiar, y donde ahora puede ser testiga de los grandes resultados y beneficios que le ha dejado su trabajo.
Hoy esta cremería es de los pocos negocios que permanecen abiertos en el Mercado Hidalgo tras la llegada del virus Covid-19, pues la pandemia ha ocasionado el cierre de muchos de ellos, haciendo que sobresalga entre la infinidad de pasillos solos y con locales con sus cortinas abajo. Ciertamente el trabajo de María es la pauta para saber que un negocio no sólo necesita buenos productos para que prospere, sino también es necesaria una una entrega absoluta, -esa que solo las mujeres trabajadoras conocen-, para sacar avante con prosperidad sus comercios.