- También elaboran bolsas, canastas, sombreros, sillas, cajas y mesas, “hacemos de todo”, afirman las mujeres conocedoras de este arte
El arte petatero y su imponente trenzado, es una de las tantas manifestaciones culturales de la creatividad mexicana. Esta pieza artesanal está elaborada de tiras de tule, que van formando un entramado, para ir creando diversas formas, entre ellas la más conocida y usada como tapete.
La palabra Petate proviene del vocablo náhuatl “petatl” muy utilizado por los indígenas mexicanos de la Nueva españa. Esta palabra hacía referencia a una “Estera” con gran diversidad de usos, entre ellos para cubrir suelos, ser utilizados como camas, y también lo utilizaban para envolver a los fallecidos. Un dato curioso sobre esta artesanía es que a inicios del siglo XIX, (1801), era sumamente utilizado, y según el nivel socioeconómico de quien lo usaba, era la cantidad de capas de petate que disponía para dormir.
Se sabe que son diversos lo lugares a los que se les otorga el origen de esta singular pieza de fibra orgánica, entre ellos México y El Salvador. No obstante hay gran cantidad de comunidades en el país donde se elabora y uno de ellos es la Huasteca Potosina.
De igual forma, algo distintivo de la elaboración de estos artículos, son las manos creadoras de estas singulares y centenarias piezas, las cuales pertenecen -en su mayoría-, a mujeres de origen indígena como María Fermina Badó.
Doña Fermina, comparte para El Sol de San Luis, cómo es el proceso de elaboración del petate, sus usos y significado ancestral, pero sobre todo, abre un portal repleto de solemnidad hacia un trabajo de ya cientos de años, realizado por mujeres huastecas.
Originaria de la localidad Pahuitzé del municipio de Aquismón, Doña Badó, hoy día reside entre el municipio de Ciudad Valles y la Capital, por cuestiones personales pero la más importante de ellas el poder distribuir su trabajo artesanal.
“Tengo casi 60 años. Toda mi vida la he dedicado ha aprender a realizar artesanías de tule o palma. No tengo muchos estudios, lo poco que sé me lo enseñaron mis abuelas, madre, tías y hermanas.
“En la Huasteca, es difícil sobrevivir, hay mucha carencia, Por ello el realizar este tipo de cosas es una manera de salir adelante para nosotras. El petate es muy buscado en San Luis Potosí, también en Guanajuato, Hidalgo y hasta San Miguel de Allende, que es donde sé lo adquieren más”, señala Badó.
Esta artesanía se realiza desde hace ya bastantes años. y cuenta la maestra artesana, que su manejo es difícil pues hay que conocer a la planta, la fibra y sobre todo saber manejar el movimiento de las manos.
“El petate se elabora con tiras de Tule, las cuales previamente son limpiadas y estiradas para un mejor entramado. Hay que tener cuidado con ellas porque a veces están algo filosas. También tuvo que haberse dejado secar un aproximado de diez días antes, para poder usarlo”.
Fermina también manifestó que hay que conocer bien la fibra del tule, pues su cambio de color, avisa cuándo puede ser usado para el trenzado. Si se ve amarillo, quiere decir que se tiene que empezar a despuntar, y a usar. Si se sigue viendo verde, será necesario dejar otros ocho o días más para secar.
Después de este proceso, se tiene que humedecer el tule, remojarlo para el movimiento de la fibra -según indica doña Badó-, saben exactamente cuál utilizar.
“No sólo elaboramos el típico tapete que todos conocen, sino también hacemos desde bolsas, canastas hasta sombreros, pues nosotras trabajamos según lo que demanda la clientela”.
Respecto a la historia que envuelve la hechura de este trabajo manual, Fermina explicó que, mucha gente lo confunde con un producto, e insiste “No es un producto, como lo es el jabón para bañarse, es una mercancía. Me refiero a que es una cosa que tiene una función, además de ser elaborada con materia prima, en el cual participan personas repletas de conocimientos para poder manejarlo”.
“Con el paso del tiempo el petate se ha usado para diversas situaciones. Hoy puede hasta ser utilizado como elemento decorativo, hay quienes lo intervienen para que tenga otro uso, así como una pintura. En mi comunidad hasta nuestros muebles son hechos de petate, sillas, cajas y mesas, hacemos de todo, y por supuesto tienen una funcionalidad”.
También esta gran conocedora platicó acerca de los tejidos o trenzados del tule, sus formas y cómo es ir a buscar el elemento principal de esta artesanía. “Pues anteriormente se iba a la primera hora de la mañana, antes del amanecer a buscar el árbol de tule. Ahí es cuando entra el hombre al trabajo, ellos nos ayudan a cortarlo, pues es una fibra dura y peligrosa. Nosotras después de eso trabajamos en llevarlo, prepararlo y entramarlo”
“La forma del trenzado varía, unas hasta pueden ser coloridas, y usamos pigmentos naturales para colorear. A otros le gusta el diseño sencillo, depende de lo que la clientela busque”.
La fibra del tule puede llegar a medir hasta más de dos metros, que sería la medida idónea para hacer un petate. Para elaborar uno de medidas de 1.30 m por 1m, suelen tardar un día completo o hasta dos. El costo de un trabajo de este tipo suele costar 220 pesos como un aproximado, a veces hasta menos, pues doña Badó explica que hay gente que les regatea mucho los costos.
Asimismo, agregó que las formas de los tejidos, sus grecas y el tipo de trenzado tienen diversos significados que son secretos en su comunidad. “Hay cosas que son muy de nuestra cultura, por eso a quien guste saber más de ello, lo invito también a adquirir algo hecho por nosotros”, puntualizó Badó.
Mujeres tejedoras y trabajadoras, que sin duda dejan un legado repleto de historia en el trenzado de un petate, labor compleja y delicada, que sólo puede ser realizado por ellas, las conocedoras del tule y