El Arzobispo Emérito de San Luis Potosí, Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero, indicó que no se necesita gastar tanto para demostrarle a la Mamá que se le quiere, se le respeta y se le admira. Basta con un pequeño detalle, o bien, si nuestra economía no nos lo permite, pues nada mejor que darles amor auténtico, respeto, cariño sincero y el seguir su ejemplo de vida y sus enseñanzas que nos han forjado como seres humanos”.
El también Administrador Apostólico de la Arquidiócesis Potosina, reconoció el gran sacrificio, amor sin límites y entrega generosa e incondicional de tantas Madres de familia que se enfrentan a diversas situaciones adversas y difíciles, pero siempre, en todo lugar y momento, están dispuestas a dar la vida por sus hijos.
“Felicito sinceramente a las Mamás con toda mi admiración, pero sobre todo con profundo agradecimiento por todo lo que se sacrifican por amor a sus hijos, aunque éstos muchas veces sean ingratos”.
Mons. Cabrero dijo que no basta darle amor y respeto un sólo día en que se les festeja, sino se les debe rendir siempre homenaje y reconocimiento por la gran labor que realizan al cuidar a sus hijos, a desvelarse y desgastarse por ellos, pues dan la vida sin pedir nada a cambio, por eso su amor siempre será incondicional.
“La Santísima Virgen María es prototipo de Madre y Mujer, Ella es un ejemplo a seguir para todas las Mamás, porque llevó en su vientre a Jesucristo, nuestro Redentor, y es Dios mismo el que les concede el Don de la maternidad, el cual deben agradecer, pues es una gran bendición ser madre, de hecho es la más grande bendición”.
Instó a las Mamás a que no dejen de ver en la Virgen María un prototipo de Madre, un ejemplo a seguir, pues Ella nos demostró hasta dónde debe llegar el amor de una Madre. “Velen por el hijo enfermo, extraviado, perdido en los vicios, sumergido en el pecado”.
“No deben dejar de amar a aquel hijo que a pesar de sus graves defectos, no deja de ser carne de su carne y sangre de su sangre”.
Indicó que ofrecerá la Misa con mucho fervor por las mamás vivas y difuntas, de manera especial por aquellas que son madres solteras, viudas, por las que fueron abandonadas por sus maridos irresponsables, por aquellas que las han dejado solas en un asilo, en un hospital, en un lugar insalubre, donde no hay quien vele por ellas en su ancianidad o enfermedad, pues dijo que muchas madres en su vejez son abandonadas por los hijos ingratos u otras viven en prisión no sólo física sino espiritual”.
Exhortó a las Mamás: “Dejen que se suscite toda experiencia de amor que viene de Dios, y acudan a Él y a María en sus desconsuelos, penas, dolores, aflicciones, pruebas y ofrezcan al Señor todos los sacrificios que hacen como madres”.
“Bendita la Madre que te trajo al mundo”, es un piropo de amor que se decía en la época de Jesús, y ahora te lo decimos a tí Mamá, porque llevaste en tu vientre y diste la oportunidad de nacer a tus hijos, no los abortaste, no los mataste, aunque no fuera un hijo esperado, y aunque lo tuvieras en situaciones muy adversas y complejas, tu amor de Madre fue más fuerte que la adversidad”.
“Madre, sigue siendo luz segura que ilumina, nunca renuncies a iluminar tu hogar con toda generosidad, cariño, amor, entrega, sacrificio, pues los hijos son el gran tesoro que Dios te ha concedido, atrévanse a pedirse perdón madre e hijo y acepta el perdón de tus hijos que incontables veces te han fallado”.
“Les agradezco que hayan decidido ser Madres y querer ser co-creadoras con Dios, al permitirle nacer a un nuevo ser”. Concluyó Mons. Cabrero.