Durante 63 años, doña "Lupita" Reyes ha hecho lo que pudiera considerarse como un servicio a su comunidad, pues ha traído niños al mundo en una región en la que las mujeres no tienen acceso a los servicios de salud.
Este martes se entregó el Premio Estatal de Derechos Humanos a María Guadalupe Reyes, médica tradicional y partera de la comunidad Tzac-anam, del municipio de Tancanhuitz de Santos.
El presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), Jorge Andrés López Espinoza, indicó que como cada año, este 11 de diciembre se hizo entrega del Premio Estatal de Derechos Humanos, en el marco de la conmemoración de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Este año se recibieron 16 propuestas para el premio, y el jurado ciudadano se inclinó por la postulación que presentó la Universidad Intercultural, que fue la señora "Lupita" Reyes, por su trayectoria en la protección y defensa del derecho a la salud, los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres indígenas que no tienen acceso a servicios de salud en sus comunidades.
Doña Lupita Reyes es médico tradicional y partera desde los 25 años de edad, y da el servicio a su comunidad de manera gratuita, o por alguna aportación voluntaria que hacen sus pacientes.
Con poco dominio del Español, Doña Lupita explicó que fue Dios quien le dio el don para ejercer la medicina tradicional, y aunque se inició como partera con un doctor, tiempo después éste le dijo que tenía que dar el servicio ella sola en su casa, "cuando nace el bebé tienes que agarrarlo, quitar su tripa (cordón umbilical), limpiar y secar, al otro día bañarlo; no lo baño pronto porque se enferma".
Narró que a lo largo de estos años ha recibido muchos niños y niñas, y le ha salvado la vida a las mujeres, pues le ha tocado atender partos de gemelos, mujeres que dan a luz de pie, e incluso un caso en el que la placenta salió antes que el bebé, "está más canijo", reconoce, y aún así salvó la vida de la madre y su recién nacido.
Al respecto cabe mencionar que el riesgo de muerte materna en mujeres indígenas es nueve veces mayor que en otras mujeres mexicanas, por lo que el trabajo de Doña Lupita fue considerado por la CEDH como "un canal de vida".
En la ceremonia también se entregaron menciones honoríficas a Marcela García Vázquez, presidente de la asociación Nueva Luna; y a Antonieta Berenice Castillo Cortés, de la asociación "Trabajemos por una nueva luz".