Ayer lunes, llegó el retorno al semáforo Rojo a San Luis Potosí, y tal parece que la pandemia de la desorganización se recrudeció en las unidades médicas del Instituto Mexicano del Seguro Social, puesto que se observaron en el exterior de las clínicas, filas enormes de la derechohabiencia y de sus familiares que tienen que acudir para algún tratamiento, rehabilitación, examen médico o a simple consulta.
Todo un calvario se vivió en el Hospital General de Zona 50 del IMSS, desde poco más de las 05:00 de la mañana se comenzaron a formar quienes tuvieron qué acudir para cumplir con la programación de la atención por su salud, pero pasó el tiempo y eran las 07:00 de la mañana y continuaba creciendo la fila.
Y una vez que se dignaron los policías, salieron a decir “todo está suspendido”, y las preguntas hacia ellos provocaron la aglomeración de enfermos y familias que los acompañaban, la discusión se tornó severa con los custodios que al final dijeron “esperen, ahorita vendrá un médico a explicar a quiénes atenderán”.
Algunos afiliados se armaron de valor y le dijeron al personal de seguridad que era el único que se encontraba en ese momento, “por qué no pegan una cartulina y explican con ella qué es lo que está suspendido por el semáforo rojo”, otros enseñaron día y hora de la programación de la cita, pero todo fue en vano, porque como policías por supuesto que no resolvieron.
Algunas otras personas dijeron, “por favor tengan un poco de comprensión porque todas las personas que están formadas están enfermas y son muy vulnerables, por su condición tienen bajas defensas, sólo informen y nos vamos o nos quedamos”.
Poco después apareció un laboratorista, con mejor educación y amabilidad, y dijo, “los de quimioterapia, pásenle, y para exámenes de laboratorio los vamos a pasar por grupos de 10 personas”, ¿y los demás?, “que esperen, vendrá personal médico a decirles qué sí y qué está suspendido”, —¡vaya calvario!, — dijo doña Magdalena y doña Rosa que iban a que les practicaran una endoscopía y que tenían ayuno desde un día antes, se veían sumamente demacradas y a punto del desmayo, seguían en la espera porque no salían los médicos a explicar.
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Finalmente salió una doctora y dos médicos, para informar de un lugar donde dan rehabilitación física, y todo mundo aprovechó para preguntar oiga y “para esto y para aquello”, les dijeron que hasta nuevo aviso, provocando el enojo de los derechohabientes porque algunos dijeron que apenas el pasado viernes les habían programado sus estudios médicos, y hasta les pidieron números telefónicos para avisar de cualquier cambio, y nada que avisaron.
Enojados, de mal humor y hambrientos se dirigieron a sus vehículos con la zozobra de qué pasará con la atención que requieren, ¿será hasta que pase el semáforo rojo? ¿quién les avisará? ¿cómo les reprogramarán las citas?...
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