Aunque es imposible ignorar los múltiples escenarios, en los que por doquier parecen campear signos de muerte, tampoco podemos caer en desánimos pesimistas que podrían afectarnos de miedos y secuestrar nuestra esperanza. A pesar de las desafiantes realidades que enfrentamos, como la violencia, el crimen, la violación de los derechos humanos, la mentira, la migración forzada, el aumento de la pobreza y la polarización social e ideológica, refrendamos nuestra tarea de luchar para que la paz ocupe el lugar de la violencia, rivalidad abra paso a la reconciliación y el egoísmo a la caridad, para que la unidad supere a la división, la verdad a la mentira, la justicia a la impunidad y la vida a la muerte.
Así lo señaló el arzobispo de San Luis Potosí, monseñor Jorge Alberto Cavazos Arizpe, quien fue claro al decir que tampoco podemos negar ni minimizar los signos de esperanza que encontramos en nuestro país, como la disposición a trabajar, los esfuerzos de las familias para salir adelante, el desarrollo de muchos niños y adolescentes, el esfuerzo de todos para superar los estragos de la emergencia sanitaria, por mencionar algunos.
Invitamos a luchar con valor y decisión, convencidos de que el buen pastor, que ofrendó la vida en la cruz para rescatar a sus ovejas, pero que vive resucitado y glorioso, nos conduce y acompaña siempre.
Nuestra opción e caminar juntos. Por eso, los Obispo mexicanos deseamos seguir animando a todos nuestros hermanos a avanzar con paso firme y decidido, unidos en la fe, la esperanza y la caridad cristiana, sobre todo hacia nuestros hermanos más necesitados, ejerciendo sin fatiga el valor supremo de la misericordia.
Avancemos juntos, guiados por la luz de la resurrección de Cristo que seguimos celebrando en esta cincuentena pascual, como iglesia peregrina que anuncia y testimonia el evangelio de Cristo bendito, viviendo el espíritu y la comunión sinodal, como nos sigue invitando con insistencia el santo padre Francisco, con quien nos encontramos en la Visita “Ad Limina”.
Convencidos de que Cristo camina con nosotros, invitamos a todos a luchar sin desfallecer para que la tan deseada sinodalidad no sea solo una teoría abstracta, sino una opción real y efectiva en nuestra vida eclesial.
El jerarca católico insistió: “Necesitamos recobrar el fervor y la frescura pascual de la primera comunidad cristiana, teniendo un solo corazón y una sola alma, amándonos, comprendiéndonos, perdonándonos, respetándonos y aceptándonos unos a otros con todo y nuestros errores, defectos, debilidades, vulnerabilidades, y también los exhorto a poner al servicio de los demás, nuestros dones, cualidades, virtudes, carismas y conocimientos para extender el reino de Dios y evangelizar a los que nos han recibido el mensaje de salvación de nuestro Señor Jesucristo”.