- Potosinos y extranjeros visitan Tierra Nueva, con el fin de adquirir un producto artesanal de esta familia
La familia Basilio Duarte se ha dedicado por más de 250 años en preservar el patrimonio e identidad cultural de la alfarería en el municipio de Tierra Nueva, San Luis Potosí. Convirtiéndose en los únicos y últimos alfareros de esta localidad.
Su legado se ha transfigurado en toda una memoria de este oficio artesanal que, da a conocer a la entidad y país entero las memorias de ese impulso humano repleto de creatividad que resguardan cuidadosamente estos artesanos.
Desde 1764, la familia Basilio Duarte llegó a residir en este municipio cuando era denominado San Nicolás de Tierranueva Río de Jofre, fue en este espacio de tiempo que la principal cabeza de familia el señor Tiburcio Basilio descubrió barro en sus diferentes tipos de arcilla en esta pequeña localidad y comenzó a dar continuidad a este oficio en arte cerámico, que ya le había sido heredado por sus antepasados.
Una historia que para el artesano Juan Basilio Duarte ha significado todo un esfuerzo que ocupa para mantener viva la memoria de su familia durante estas siete generaciones.
“Mi tatarabuelo (Tiburcio Basilio) comenzó a elaborar ollas y vasijas para su uso personal, después los mismos pobladores de Tierra Nueva empezaron a pedirlas y en ese entonces fue cuando comenzó a realizar su primeras piezas para truequear o comercializar. Así fue como la alfarería se convirtió en el principal medio de subsistencia”, comentó.
BARRO CON HISTORIA, 100 POR CIENTO POTOSINO
El señor Juan comparte que la arcilla que se obtiene en este municipio es distintiva y variada, una muestra de un material tan benevolente que puede ser manejado por las manos del ser humano y así crear piezas únicas y distintivas.
“El barro que aquí se utiliza es 100 por ciento terrenovense, 100 por ciento potosino”.
La arcilla que usan para trabajar artesanías la obtienen de tres lugares específicos: Los Llanos, El Ramonal y El Barrio de Santiago. Y son en total cuatro tipos de barro los que emplean para modelar, como el barro gris, rojo, negro y blanco.
Los cuales se trabajan de manera diferente para que se puedan elaborar piezas de alfarería.
“El barro negro obligatoriamente tiene que combinarse con alguno de los otros tres para poder trabajarlo, los demás pueden utilizarse así como están, o bien fusionarse. Actualmente nosotros trabajamos una cantidad de 60 por ciento de barro rojo y 40 por ciento de barro blanco para elaborar nuestras piezas”.
UN TRABAJO CON IDENTIDAD ARTESANAL
El proceso de la cerámica artesanal terrenovense se ha perdurado a través del tiempo gracias a esta familia y se ha rescatado a pesar de los avances industriales, todo ello gracias a la defensa y custodia del conocimiento que les heredaron sus antepasados.
Esto ha originado que se evolucione en los procesos de elaboración de la alfarería tradicional, siempre recuperando toda una metodología de producción ancestral.
“Trabajamos de tres maneras. Una de ellas es por medio de la elaboración de piezas 100 por ciento a mano, y las demás a través del apoyo de la creación de moldes de yeso y moldes de barro”.
No obstante, aunque se tenga el apoyo de algunos moldes para realizar de una manera más rápida las piezas de barro, Basilio Duarte comparte que, ninguna pieza es idéntica a otra, todas tienen sus peculiaridades y jamás en este taller habrá una pieza igual.
“Ninguna pieza va ser similar a otra, ya que todo el proceso es meramente artesanal. En ocasiones nos tocan clientes que quieren piezas que sean idénticas pero es imposible. Esto debido a que las combinaciones del barro varía para el tamaño y forma final de cada pieza”.
UN OFICIO DE ESFUERZO Y MEMORIA VIVA
El quehacer del artesano es inconmensurable, repleto de riqueza y enseñanza; un oficio que lleva consigo una mirada de los pueblos y el ser humano, que de alguna manera diversifican la cultura de un lugar.
Juan Basilio es consciente de ello y ha dedicado su vida entera a la alfarería, no sólo como artesano, sino también como observador, maestro y estudiante, que a través del barro ha aprendido el verdadero valor de este oficio.
“El trabajo nunca termina. Hay que tener conocimiento de todos los procesos, aciertos e incluso reconocer los errores. Existen gran cantidad de etapas para que una pieza salga del horno y esté lista para que sea contemplada por cualquier visitante”.
Respecto a este proceso, Juan menciona que la elaboración de piezas puede conllevarle demasiadas horas, conde conjuga no sólo su conocimiento, sino también su imaginación y creatividad, que le permiten realizar piezas inundadas de originalidad.
Al día este artesano puede llegar a crear un total de 80 piezas pequeñas y, entre 1 y 3 de tamaño grande.
Un trabajo que ha gustado mucho al sector turístico del país e incluso del extranjero, que viajan una gran cantidad de kilómetro solo para adquirir algo de su trabajo.
Piezas invaluables que exponen las capacidades y talento de la alfarería local, de un oficio que se aprende en lo cotidiano en estas comunidades y que está entregado al mundo como una ofrenda de saberes que merecen ser reconocidos.
PRODUCCIÓN DE PIEZAS, EL DEVENIR DE UN TRABAJO ARDUO
Cada pieza artesanal de barro conlleva un proceso que empieza con la la elección de la arcilla para trabajar, la cual es trasladada hasta el taller de los Basilio Duarte.
Este barro lo extraen en grandes proporciones condimentadas, las cuales muelen de manera tradicional con una bata gigante de madera, de aproximadamente un metro y medio de largo y 20 centímetros de ancho.
"Aún realizamos de manera tradicional la forma en la que se muele el barro y se cuela. Este proceso conlleva de una a cuatro horas y en total se le dan más de 1000 golpes al barro para que quede sin grumos".
Luego de ello comienza la elección de la arcilla y las combinaciones según las necesidades del artesano.
Para comenzar a amasar el barro y así quitar las burbujas de aire que impidan el horneado de manera satisfactoria.
Este trabajo Se realiza a nivel del suelo en una placa elaborada de concreto, previamente tiene el polvo seco de la arcilla blanca, para que el barro que se trabaja no se pegue en la misma.
Posterior a ello Juan Basilio le da forma, según la pieza que va a elaborar y para ello solo utiliza sus manos, jamás un torno.
Una labor extenuante que requiere no solo de paciencia y esfuerzo físico, sino también un entendimiento y conocimiento del mismo material con el que se trabaja.
LOS BASILIO, GUARDIANES DEL BARRO
Ya que se trabajaron las piezas de barro, estas se disponen en dos cámaras de secado.
"Estás cámaras de secado cuidan la humedad que pueda traer cada pieza y se revisan varias veces al día. Son dos y una de ellas es "bajo tierra" lo que quieres decir que enterramos las piezas a nivel del piso para otro tipo de acabado".
Pueden pasar entre tres o cinco días para que una pieza este en óptimas condiciones para seguir trabajando y es entonces que se prepara para meterla a hornear.
El horno de la familia Basilio Duarte tiene un centenar de historia, elaborado con el mismo barro que trabajan y la piedra de los pequeños cerros que rodean Tierra Nueva.
En este horno se llegan a introducir alrededor de 40 piezas y se quedan bajo las brasas del calor un aproximado de 45 minutos para que queden listas.
"Si son piezas muy pequeñitas, digamos de unos 10 centímetros de tamaño, si caben unas 800 piezas en el horno. Pero hay que tratar de hornear todas las piezas. El horno se precalienta durante una hora y después las metemos".
Y es pasando esta cantidad de tiempo que se devela el producto final de este ingenioso artesano.
Piezas que se convierten en un patrimonio artesanal que protege todo un conocimiento de objetos que le brindan identidad cultural a las y los terrenovenses.
Los Basilio Duarte son arte y tradición, una familia que impulsa, fortalece y rescata un trabajo tradicional de gran valor identitario.