- Santiago, templo que data del año 1804, su festividad el domingo siguiente al 25 de julio
- San Miguelito, su iglesia parroquial de 1761, su celebración el 29 de septiembre
- El Montecillo, su santo patrono, San Cristóbal Mártir, es el último domingo del mes de julio
- Tlaxcala, desde el año 1605, Nuestra Señora de la Asunción. Fiesta patronal 15 de agosto
- San Sebastián, desde 1775. Su festividad patronal se realiza cada 20 de enero
- San Juan de Guadalupe. Para el año de 1701 ya existía una capilla, su iglesia desde 1800
- Tequisquiapan, uno de los barrios más elegantes, celebra a Nuestra Señora de los Remedios
San Luis Potosí y sus siete barrios son la estructura social y urbanística que mantiene unida a la capital con todas sus vértices. Son la esencia y alma de esta ciudad creciente, son un espacio repleto de historicidad en la entidad.
Tlaxcala, Santiago del Río (los dos más antiguos), Montecillo, San Sebastián, San Juan de Guadalupe, Tequisquiapan y San Miguelito fueron el comienzo del desarrollo y planificación de la Capital potosina, sus nombres hablan no sólo de su historia, sino también de su gente, de su comunidad.
De los barrios más antiguos, existen registros históricos y administrativos de la ciudad, mencionan que el origen de estos siete barrios data del año 1560, y que posiblemente el primer barrio que se creó sería el de Tequisquiapan pues ya existía en ese año, y ya era habitado por chichimecas.
Santiago del Río fue habitado por los huachichiles desde 1591. San Sebastián, fue fundado en el año de 1603, con familias de origen otomí y algunas otras que hablaban diferentes lenguas e idiomas. Para 1708, se fundó como barrio.
Tlaxcala fue fundado por el capitán Caldera en 1591, con familias tlaxcaltecas, San Miguelito se fundó con indios aztecas, tarascos y tlaxcaltecas en 1597, El Montecillo fue fundado en 1600 y San Juan de Guadalupe, en 1676.
RELIGIOSIDAD Y FESTIVIDAD
Y como toda producción urbanística barrial de inicios de la colonización, cada uno de estos barrios está repleto de la misticidad religiosa, que intervino y se hizo parte de las etnias indígenas que en ellos habitaban.
Se comenzaron a edificar templos y recintos religiosos, que con el paso del tiempo han sido un referente para que estos barrios fueran construyendo su identidad comunitaria.
Las celebraciones religiosas y fiestas patronales, son parte significante de ese proceso identitario de cada barrio potosino, pues en ellas se incorporan diversos intereses, mezclas de cultura y su coexistencia permanente con la religión católica.
En el Barrio de Santiago, su actual templo data del año 1804, el patrono de la iglesia y del barrio es el Apóstol Santiago, cuya fiesta se celebra el domingo siguiente al 25 de julio.
Este tipo de celebraciones son muy comunes en los siete barrios, donde es típico que cada Fiesta Mayor tenga una duración de 9 días, y en ellas se realicen desde kermeses, bailes, recorridos culturales y verbenas.
Barrio de San Miguelito, antes llamado barrio de la Santísima Trinidad, para el año de 1761, se levantó al lado sur de su jardín, la iglesia parroquial. El patrono titular de este barrio es San Miguel Arcángel, cuya festividad se realiza el 29 de septiembre, o el domingo siguiente a esta fecha.
La festividad del Barrio de San Cristóbal Montecillo, -donde celebran actualmente a su santo patrono, San Cristóbal Mártir-, es el último domingo del mes de julio.
En el año 1605, los padres franciscanos fundaron su primer convento, y se erigió la primera parroquia del Barrio de Tlaxcala, donde la titular de este barrio sería Nuestra Señora de la Asunción. Fiesta patronal llevada a cabo cada 15 de agosto.
En San Sebastián, se edifica la primera iglesia que llevaría por nombre El templo de San Sebastián, o parroquia de San Sebastián Mártir, misma que sería concluida en el año de 1775. Su ceremonial litúrgico y festividad patronal se realiza cada 20 de enero de manera tradicional, donde durante diez días se recibe a gran cantidad de fieles a rendir homenaje a uno de los santos más venerados por la población potosina.
Por otro lado, San Juan Evangelista engalana el altar mayor del . Para el año de 1701 ya existía una capilla; en 1797 también la plaza y la actual iglesia ya se había empezado en 1800.
Y en el mes de septiembre, en uno de los barrios más elegantes y acaudalados de la ciudad, se celebra la fiesta patronal de Nuestra Señora de los Remedios, se trata del barrio de Tequisquiapan, donde su iglesia fue construida en los años 1819-1828 y la torre en 1855, servía de remate a la Av. Hoy Carranza, fue demolida en septiembre de 1814 por el gobierno revolucionario.
RESIDENTES, BARRIOS Y MEJORAS
El amor hacia el terruño, sus calles y su gente, es palpable y latente para quienes residen en estos tradicionales barrios. Coexistir con su historia, transformaciones, ventajas y problemáticas es parte de ello.
La población constituye sin duda, la esencia de estos lugares. Para Olga de 25 años y Octavio de 26 años, residentes del barrio de Tlaxcala, comparten la fortuna de vivir y ser parte de uno de los lugares más distintivos de la Capital.
Tres años les han bastado para darse cuenta de los beneficios y algunas dificultades, que tiene vivir y ser parte de un espacio popular. “Nos encanta Tlaxcala, decidimos vivir ahí, porque definitivamente los precios de arrendamiento son justos, considerando la poca distancia que tiene para llegar al Centro Histórico de la ciudad”.
“Existen grandes ventajas en pertenecer y vivir a un barrio tradicional como este, la cercanía, la accesibilidad y la movilidad. Por ejemplo, estamos en el centro-capital, sin tener que residir en las periferias, pero hay que recalcar que lo maravilloso es que aún se conserva ese ambiente de barrio y su entorno no ha sido absorbido totalmente por las grandes urbanizaciones”.
De igual forma reconocen algunas dificultades, no del propio barrio y su gente, sino de las instituciones encargadas de proveer seguridad y un diseño urbano idóneo en beneficio de la población que conforma el barrio.
“Consideramos que en ocasiones es un lugar muy olvidado, existen problemas de inseguridad, vialidad y mantenimiento. No hay cruces peatonales, ni ubicación idónea de semáforos que permitan a los residentes y vecinos moverse con facilidad. Sí, hay vigilancia pero, en ocasiones, no están enfocados en hacer bien su trabajo”, señalaron.
Y precisamente quien se encarga de regular y solucionar este tipo de inconvenientes, son las juntas de mejoras. En la Capital, existen un total de 226 planillas de juntas vecinales de mejoras inscritas las cuales tienen el objetivo primordial de incentivar la participación vecinal, coadyuvar con el Ayuntamiento en los planes y programas municipales, así como gestionar ante las diversas autoridades establecidas los servicios públicos necesarios, buscando siempre la mejora para los vecinos de la comunidad que representan.
En el barrio de San Sebastián, pocos conocían la existencia de estas juntas de mejoras, como Felipe Gonzales, de 36 años, quien actualmente reside en este lugar. “Me enteré de las juntas de mejoras por un vecino, quien me comentó acerca de unas planillas. me explicó que estas juntas precisamente se realizan para solucionar cualquier inconveniente o situación que perjudique a los residentes de los barrios y colonias”.
“Pero hasta el momento no me he enterado de algún percance que haya necesitado alguna reunión vecinal, al contrario es muy bonito vivir en este lugar, tan cerca de todo y a la vez que parezca una comunidad independiente a lo que sucede en el epicentro de la capital. La vida de barrio, es el corazón de todo tipo de ciudad”.
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